Juan Gómez Jurado - Diario de una epidemia
Día 27: Jueves Santo
Crecí en una familia católica, mucho. Mi madre, tal día como hoy, se hubiera tirado todo el día repitiendo aquello de «Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión»
Crecí en una familia católica, mucho. Mi madre, tal día como hoy, se hubiera tirado todo el día repitiendo aquello de «Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión». Primero a mí, nada más levantarme: lo de los tres jueves. Luego al portero, a la que salíamos: lo de los tres jueves. A las vecinas incautas con las que se encontrase por el camino hasta la iglesia: lo de los tres jueves. Y luego, por supuesto, a la salida de los oficios, a las conocidas de vista de la parroquia. Había una, que a mi madre no le caía particularmente bien, que se le acercaba a veces e intentaba endilgarle lo de los tres jueves antes de que se lo soltase mi madre. No era sencilla la competición que se traían. No valía con soltarlo a botepronto. Había que colocarlo con sentido, con sutileza. Como quien no quiere la cosa. Echo todas esas cosas de menos. Quién me lo iba a decir a mí, con lo ateo que soy. Que hoy no me parece ni Jueves Santo ni que reluzca nada.