José Zorrilla, el poeta que rompió los límites del teatro burgués
Se cumplen doscientos años del nacimiento en Valladolid del más popular poeta romántico español, autor de «Don Juan Tenorio»
El 21 de febrero de 1817 nació en Valladolid José Zorrilla , el más popular poeta romántico español. Hoy se le recuerda, sobre todo, como el autor de «Don Juan Tenorio» . Al cumplirse el bicentenario de su nacimiento, el Ayuntamiento de su ciudad natal prepara una exposición sobre él, y el Instituto Cervantes, otra, sobre el mito de don Juan.
La revelación de un poeta romántico
El 15 de febrero de 1837, en el entierro de Mariano José de Larra , la gran figura del Romanticismo español, que se había suicidado dos días antes, intervino inesperadamente un joven desconocido, leyendo un poema que causó gran sensación. Así comienza: «Ese vago clamor que rasga el viento/ es la voz funeral de una campana,/ vano remedo del postrer lamento/ de un cadáver sombrío y macilento/ que en sucio polvo dormirá mañana».
Ese joven desconocido se llamaba José Zorrilla , no había cumplido todavía los veinte años y vivía muy pobremente: «Llevaba únicamente propios, conmigo, mis negros pensamientos , mis negras pesadumbres y mi negra y larguísima cabellera». Un año antes, había abandonado los estudios de Leyes , que siguió en Toledo y Valladolid, obligado por su padre, y se escapó a Madrid, para seguir la carrera literaria.
La escena del joven poeta que se adelanta a recitar algunos versos (que algunos llegaron a creer improvisados) es plenamente romántica, parece extraída de una leyenda o un drama. Si leemos con atención estos versos, comprobaremos que incluyen varias incongruencias : el último suspiro de un moribundo suele ser más débil que una campana; alguien que va a morir no suele estar radiante de alegría ni tener buen color; decir que reposará «en sucio polvo» no parece el mejor homenaje… No importa. Los versos del joven desconocido impresionaron a todos, por su musicalidad y su efectismo : son características que acompañarán siempre a la poesía de Zorrilla , que apela a los sentimientos, no a la lógica. La teatral escena sirvió para consagrar al joven poeta, que volvió a tratar el tema de la muerte –típicamente romántico– muchas veces: en sus poemas líricos y en los narrativos, las leyendas tradicionales, escritas en romance.
Curiosamente, los jóvenes escritores de la naciente generación del Noventayocho se dieron también a conocer honrando a Larra, depositando unas flores sobre su tumba, y Luis Cernuda le dedicó un poema: «A Larra, con unas violetas».