Insólito descubrimiento en las excavaciones de Pompeya: una tortuga con su huevo
«Se abre una ventana a los últimos años de la antigua ciudad romana», afirma el director del Parque Arqueológico
Pompeya continúa ofrenciendo importantes hallazgos. La última sorpresa ha sido el descubrimiento de una pequeña tortuga de tierra, con su huevo que nunca llegó a poner, y el caparazón muy bien conservado después de 2.000 años, al igual que la cabeza, la cola y una de las patas. Los arqueólogos la encontraron a medio metro de profundidad bajo el piso de tierra de una tienda o taberna en la céntrica Vía de la Abundancia, mediante una investigación compartida entre la Universidad de Nápoles, la Freie de Berlín y la Universidad de Oxford. Los arqueólogos indagaban en los restos de una lujosa casa que tras el terremoto del 62 d.C., 17 años antes de la erupción del Vesubio, fue demolida y anexionada a las termas.
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El hallazgo es calificado de importante por el director del Parque Arqueológico de Pompeya, Gabriel Zuchtriegel: «Este descubrimiento abre una ventana a los últimos años de la ciudad» , los que siguieron al terremoto, «en los que toda Pompeya se transformó en un gran lugar de construcción». En esta situación, el ecosistema de la ciudad cambió, con animales salvajes que encontraron su espacio en los locales en construcción o en tiendas como la situada en Vía de la Abundancia, en pleno centro, explica el director Zuchtriegel. La tortuga, ha explicado la antropóloga Valeria Amoretti, «había entrado en la tienda, donde el piso era de tierra apisonada, y allí, en un rincón protegido, había cavado una cueva para poner su huevo, lo que no logró y probablemente la condujo a muerte».
El ministro de Cultura, Dario Franceschini, considera importante el nuevo hallazgo arqueológico de Pompeya, porque «confirma la extraordinaria riqueza de este auténtico tesoro de historia y memoria que fascina al mundo entero».
La investigación continuará ahora en el laboratorio, pero mientras tanto, van saliendo a la luz los suelos y la decoración de la lujosa casa que fue anexionada a las termas. La magnífica residencia, con sus vestíbulos, salas y patios se extendía sobre una superficie de 900 metros cuadrados en una zona muy céntrica de la antigua ciudad romana.
Hay alfombras de mosaicos con bellos dibujos arquitectónicos, plintos de mármol policromado, fragmentos de elaboradas pinturas murales del segundo estilo pompeyano, el que estaba en boga en el siglo I. a C. Y justo en una esquina de la misma tienda donde se encontró la tortuga, ha aparecido una fosa votiva con los restos de madera quemada, una pequeña lámpara del siglo I a.C. y una olla que contenía ofrendas a los dioses.