El barco Roskilde 6 fue encontrado durante unas obras para hacer el puerto del Museo de Barcos Vikingos en 1997. Estaba enterrado en fango. Había sido hundido deliberadamente junto a media docena de naves más para bloquear la entrada a un fiordo y evitar ataques. A pesar de ser construido en el siglo XI es un buque enorme, de 37,4 metros de largo, diez metros más que las carabelas de Colón. Los arqueólogos hallaron completa la quilla, que es la que soportaba toda la trama de maderas que formaban esta lancha de desembarco de guerreros. Cuando pudieron ensamblarse los cientos de piezas rescatadas, los técnicos se dieron cuenta de que es el barco vikingo más grande de la historia. Durante los últimos años ha estado viajando como parte de una exposición itinerante que ha recorrido grandes capitales europeas. En el British Museum fue la estrella de una exhibición que mostraba los últimos descubrimientos sobre el pueblo vikingo. Las costas de Gran Bretaña y el norte de europa veían con terror la llegada de naves como esta, lanchas de desembarco con cien guerreros cada una. El puzle del maderamen naval construido hacia 1025 se ensambla sobre una estructura metálica que permite entender la enorme dimensión del barco. Ahora está siendo ensamblado en Copenhague como parte de una exposición que abrirá sus puertas en junio. Los conservadores ponen a punto las piezas para que muestren el esplendor de los astilleros vikingos de la era tardía. Las maderas que datan de la edad media han permitido entender la técnica con la que eran ensambladas y resistían el embate de las olas, pese a su dimensión. En la última época de su cultura, los vikingos hicieron sus barcos cada vez más largos. Algunos alcanzaban 20 nudos.