Ibáñez hace campaña por Mortadelo y Filemón

El dibujante barcelonés ficha para su álbum electoral a Rajoy, Rivera, Sánchez, Aznar e Iglesias, entre otros

Ibánez, durante la presentación de su álbum electoral ORIOL CAMPUZANO

DAVID MORÁN

Está el partido de los Michinos Inician Acción Ofensiva (MIAO), el de los Directores Insuperables Rimbombantes Espléndidos (DIRE), el de los Enfermizos Psicópatas Depauperados (EPD) y, cómo no, el Partido Agentes Tirando P’Alante (PATA). Están incluso el Partido Papilar, el PSAO y, faltaría más , el Partido Mortadelista Filemonero Español, contendientes todos ellos en unas disparatada campaña electoral que sólo podría haber salido de la cabeza de Francisco Ibáñez.

«Ahora que se está hablando todo el día de las elecciones en todos los medios, si yo no tocara el tema la gente pensaría ¿dónde está el autor? ¿de vacaciones en Nairobi», bromea el dibujante barcelonés, quien, siguiendo la estela de «El tesorero», vuelve a acercar a Mortadelo y Filemón a la política en «¡Elecciones!» (Ediciones B), el título que hace 201 en la imparable carrera de estos magos del humor. Eso sí: pese a lo candente y jugoso del tema, Ibáñez sigue en sus trece y solo busca «hacer reír» y colocar un decorado en el que sus célebres personajes puedan hacer de las suyas, con sus «ingenios y sus carreras».

Una de las viñetas del álbum ABC

Historia y gramática

A la espera de dar salida a una nueva historieta dedicada a unos «Sueldecitos más bien bajitos» que tuvo que dejar aparcada ante la inminencia de las elecciones pero que, lamenta, seguirá estando de actualidad ya vea la luz dentro de un mes o dentro de un año, Ibáñez considera que las aventuras de Mortadelo y Filemón darían para una versión alternativa de la historia de España. «Igual se podrían dejar esos libracos que no hay quien los aguante», asegura. Y, ya puestos, el propio autor añade que, bien pensado, también se podría elaborar «otra gramática española a partir de cómo hablan Mortadelo y Filemón».

Sobre el futuro, Ibáñez asegura tener cuerda para rato y, pese a que la mano le funciona ahora «como un mercancías viejo», sigue teniendo ideas y poniendo en práctica el mismo método que hace medio siglo: «folio en blanco, guión y me pongo a interpretar». Llegado el momento, eso sí, no le disgustaría que otra persona se ocupase de seguir dando vida a sus creaciones. «Siempre he pensado que el personaje no tiene que desaparecer conmigo. Puede continuar perfectamente porque hay dibujantes muy buenos. Y yo sería feliz de que continuara. ¡Ya lo creo!», sentencia.

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