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El flamenco en caló, la lengua de los gitanos

Con el día de este pueblo fechado el 8 de abril, repasamos algunas de las palabras y expresiones más utilizadas en el cante

Pitingo, cuyo apodo tiene un significado en caló, en Madrid ABC

Luis Ybarra Ramírez

Sigiloso, fue baldeando el lenguaje gota a gota, esculpiéndolo según sus formas, aportando palabras y, por tanto, riqueza. El caló, a través de los intérpretes gitanos, fue calando en los esquemas del cante como un reguero. Depositó términos para ampliar el vocabulario, expresiones de enorme popularidad, también rasgos definitorios. Si escuchamos un disco al completo de este género musical que tanto conserva de este pueblo, raro será no encontrarnos con alguno. Si leemos un libro o una crítica especializada, igual. Son muchos los álbumes que llevan palabras en caló en su título, incluso frases completas. Por ejemplo, 'Sinar caló sinela un pochibo (El orgullo de ser gitano)' , como bautizó La Chiqui de Jerez al trabajo con el que despedía un fructífero siglo XX. Algunas, más allá de la música, se quedaron presas, que diría Octavio Paz, en el castellano: camelar, parné, chanelar… Con el día del Pueblo Gitano fechado el 8 de abril, repasamos las más utilizadas y curiosas.

Cualquiera podría cantiñear 'Killing me softly with his song' y cambiar, en su seso, la voz de Roberta Falck por la de Pintingo , quien hasta el soul se fue a beber para cosechar su mayor éxito. Sin embargo, no tantos habrán caído en la cuenta de que Pitingo, gomina hacia atrás, sombrero de ala corta a este lado y traje de escaparate, significa 'presumido' . También, quiero decir, el caló está en los apodos de los artistas. ¿Ha visto bailar al Choro?

La debla, 'diosa' , es un palo del flamenco, aquel al que Tomás Pavón le diera altura en su catedralicia 'En el barrio de Triana', donde no quedan plumas ni tinteros para escribir a la mare desaparecida. Y Dios , en caló, se traduce como 'undebel', quizá una de las palabras que más aparece en el repertorio jondo: «Gitana, enciende la luz/que traigo una borrachera/que a undebel le hablo de tú», nos recordó Camarón en el cierre de una soleá. 'Undebel' es, asimismo, la rumba que da título al primer disco del Cigala , el ente al que clamó Mairena en una seguirilla del Fillo y lo que mentaron un sinfín de cantaores con la mirada clavada en algún punto inconcluso del cielo.

¡Camelamos naquerar!

'Larache' es 'noche' , y, con una cinta por tangos en el pelo, Carmen Linares la tienta al cobijo de una luna que no crece. 'Larache', 'noche': una preciosidad sonora. 'Bajañí' es 'guitarra'. 'Duquela ', o 'duca', 'dolor'. 'Lache' , 'vergüenza'. Y de pura 'lache' La Perla de Cádiz no pena que tiene su fragüita en venta. 'Camelar ' ya lo conoce. 'Guillar ', lo que hizo la Niña de los Peines en la seguirilla 'A la Sierra de Armenia', quizá no. Significa «marcharse de pronto, huir». Como hacen algunos de los protagonistas anónimos del 'Romancero' lorquiano cuando «suben las capas siniestras» de los Guardias Civiles para arruinar la fiesta. 'Guillar' sin decir ni 'mú'.

'Naquerar' es rajar, pero malamente cuando canta Manuel Agujetas, y en tono reivindicativo al citar el 'Camelamos naquerar' de Mario Maya con texto de José Heredia. ¡Queremos hablar! 'Sacáis ' son ojos. 'Oripandó ', el nuevo álbum de José Mercé y una vivaracha composición de Manolo Sanlúcar para su disco 'Candela', 'amanecer'. 'Amaró' , 'nuestro', como defiende Manuel Agujetas Hijo en su único trabajo discográfico hasta la fecha. Y 'Sastipén talí ', una despedida que nos suena a arenga, quiere decir 'salud y libertad', lema de todo un pueblo que en busca de ese binomio jamás se quedó quieto, o muy pocas veces.

Grupos como Los Chorbos, Los Chichos y Los Chunguitos, que hicieron del gitanismo algo comercial al encontrarlo con las tendencias musicales de los 70, encierran en su imaginario un sinfín de palabras en caló que, referenciando a Manuel Machado, son ya del pueblo, que hizo suyas las coplas. Y 'choros' y 'jambos' se suceden hoy por las ciudades: 'robos' y 'policías', con ese 'No sé por qué' como telón de fondo con El Jeros intranquilo ante el micrófono.

Esta variante del romaní lleva siglos de convivencia y se ha ido apagando sin extinguirse: habita camuflada en nuestro habla. Y habla, precisamente, de viejas leyendas de caminos y polvaredas, de periplos a pie, andarríos y pueblos que ni condenados a galeras abandonaron sus costumbres.

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