Félix de Azúa: «Pablo Iglesias no da una cada vez que cita a un clásico»

El escritor, que ingresa hoy en la RAE, reflexiona sobre la actual situación política y apela a la necesidad de volver a empezar

Félix de Azúa IGNACIO GIL

INÉS MARTÍN RODRIGO

La semana de Félix de Azúa ( Barcelona, 1944) ha sido muy ajetreada. Su agenda de escritor se ha visto sobrepasada por los reclamos que suscita quien, este domingo, ingresa en la Real Academia Española (RAE), donde ocupará el sillón «H» , vacante desde el fallecimiento de Martín de Riquer. Cabal, sensato y sin pelos en la lengua, De Azúa atendió la llamada de ABC poco antes de acudir a la Docta Casa para ensayar su discurso, titulado «Un neologismo y la Hache» y donde dibuja un hermoso retrato de la institución, con homenaje incluido a las novelas de caballerías.

- ¿Qué supone, hoy en día, entrar en una institución como la RAE?

- Para mi generación no deja de ser sorprendente. Cuando era joven, la Academia era una institución completamente marciana; quiero decir que a nadie se le pasaba por la cabeza que entrar en la Academia fuera un honor. Han transcurrido cuarenta años y hoy la Academia cumple una función esencial, que es la de preservar una lengua que hablan 500 millones de personas.

- ¿Cree que somos conscientes de la importancia que eso supone, del valor de tener una lengua que hablan 500 millones de personas en todo el mundo?

- No, de ninguna manera. El modelo a seguir es Francia, que cuida su lengua como si fuera una madre. Luego están Inglaterra, Alemania… La Europa civilizada cuida sus lenguas de una forma extraordinaria. Aquí no se le ha hecho el menor caso y a los sucesivos gobiernos no les ha preocupado en absoluto. Nuestra clase dirigente es ajena a los problemas y a la riqueza de la lengua española, no tienen ni idea.

- ¿Es sólo un problema de la lengua o pasa lo mismo con la cultura en general?

- De tan repetido, ya cansa. Este es un país a cuyas élites lo de la cultura les parece algo ornamental frente a, por ejemplo, el fútbol. Llevamos tres siglos de absoluta destrucción de la cultura. No hay un solo país europeo que aplique el 21% de IVA cultural.

- Mario Vargas Llosa será el encargado de contestar a su discurso.

- Sí, me recibe, ha tenido esa generosidad. Somos amigos desde hace muchos años, cuando se instaló en Barcelona en los años 70, cuando Barcelona era una ciudad europea.

- ¿Ahora no lo es?

- Ahora Barcelona es una pequeña ciudad de provincias, la capital de Cataluña.

- Durante la presentación de su última novela, Vargas Llosa aludió a la necesidad de que existan unas élites que preserven la cultura, para que esta no se banalice.

- Si no hay unas minorías que se encarguen de preservarla, la cultura europea se hundirá en la banalidad. Es un disparate. Sólo con dedicar a la cultura el monto total de las cenas de los diputados, senadores y bancarios daríamos un salto gigantesco.

- Ahora que ha mencionado a los diputados, ¿qué le pareció el debate de investidura que vivimos hace unos días? ¿Están nuestros políticos a la altura?

- Es abrumador. Vamos camino de las más absoluta ruina cultural y social. Un político es una persona de la que se supone que sabe negociar y, si no, que se dedique a otra cosa. Esta gente ha demostrado una absoluta ignorancia de en qué consiste el trabajo del político y la esencia de la democracia. Es una burbuja de vanidosos a quienes la población les tiene sin cuidado.

- Llamó mucho la atención la intervención del diputado Gabriel Rufián.

- El pobre hombre bastante tiene con ese apellido. Tiene que haber sufrido todo tipo de bromas y parece que ahora se está vengando. La representación de Cataluña en el Parlamento es lamentable. Parece que a las élites catalanas les encanta esto, como les encanta la señora esa, que se puso a berrear en el Saló de Cent del Ayuntamiento de Barcelona y lo llaman poesía. Verdaderamente, uno no sabe si los nacionalistas quieren una nación catalana o quieren hundirla para siempre y que no levante cabeza.

- ¿Están Cataluña y España condenadas a entenderse?

- Eso es una falacia: Cataluña es España. No hay que caer en las trampas de lo que antes se llamaba «la burguesía catalana».

- ¿Y qué le parece el papel de Podemos en el nuevo escenario político?

- Es muy cómico. Todos los días tenemos cosas con las que celebrar la mañana, como lo último que se les ha ocurrido: quitar «de los Diputados» del nombre del Congreso para que no se humille a las diputadas.

- Bueno, parece una broma… pero no lo es.

- No, no lo es. Es como si hubiera tomado el poder en España un aula de la Universidad Complutense de la época de Carrillo junior. Además, es que son profesores muy malos, porque Pablo Iglesias no da una cada vez que cita un clásico. Así estamos, entre la risa y la catástrofe.

- ¿Usted es partidario de un pacto entre el PP y el PSOE?

- Sí, desde el principio, y que esté Ciudadanos para poner un poco de sensatez. Pero la inopia de los políticos es asombrosa.

- Le veo muy pesimista.

- Habría que volver a empezar. ¿Sabe eso de reciclarse? Porque la clase política actual no sirve para nada.

- Volviendo a la cultura, en su discurso asegura que la RAE es una de las instituciones más populares. ¿Por qué se infravalora la cultura cuando lleva asociado el término popular? ¿Qué tiene de malo?

- Yo siempre he defendido la cultura popular, incluyendo los best sellers. Otra cosa es la información de masas, que propician las televisiones, las radios y los medios masivos.

- Bueno, el término best seller no deja de significar «el más vendido» y, al fin y al cabo, no creo que haya ningún escritor que no publique para vender.

- La venta es importante, no lo más importante, pero sí es importante. El término best seller, sin embargo, señala otra cosa: a esas novelas artesanales que suelen estar muy bien hechas. Yo soy lector de novelas de género muy respetables.

- ¿Qué o a quién echa en falta en la RAE?

- Conozco a bastantes de los académicos y son gente estupenda, pero de momento no le puedo decir. La verdad es que la RAE funciona muy bien: publica los clásicos, hace las ediciones del Diccionario, se reúne con las academias americanas… Podría hacer muchas cosas, pero falta dinero. Por ejemplo, el Diccionario Histórico está detenido porque no hay dinero. A las instituciones de la lengua las élites políticas no les dan un duro.

- Su candidatura fue propuesta, entre otros académicos, por Carmen Iglesias, que es la primera mujer que dirige la Real Academia de la Historia. No quiero dejar de preguntarle por la presencia de mujeres en instituciones como la RAE.

- Las mujeres de la RAE que conozco forman una representación muy buena, excelentes profesionales en lo suyo. El problema de si hay más o menos mujeres es algo que se tiene que ir remediando con el tiempo. Veinte siglos de paternalismo no te lo puedes cargar en una generación, pero se hacen todos los esfuerzos para que se vaya remediando.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación