Aula de Cultura ABC

«España no necesitaba un sistema autonómico tan amplio»

Santiago Muñoz Machado y Ramón Tamames debatieron en el Aula de Cultura ABC sobre la vertebración del país

De izquierda a derecha: Carlos Aganzo, Santiago Muñoz Machado y Ramón Tamames José Ramón Ladra
Jaime G. Mora

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«La vertebración de España se ha terminado produciendo en los términos que quería Ortega, porque lo que pretendió en las Cortes constituyentes del 31 era una España formada con regiones y provincias controladas a través de un sistema de garantías que encomendaba al Tribunal de Garantías Constitucionales. Por tanto, recordamos a Ortega y Gasset en buen momento, cien años después. Quién lo hubiera dicho». Así resumió ayer el director de la Real Academia Española (RAE), Santiago Muñoz Machado , las lecciones políticas de ‘España invertebrada’, el libro que Ortega escribió hace ya cien años y que fue objeto de debate en la tercera sesión de la nueva etapa del Aula de Cultura de ABC.

El jurista y académico conversó con el político y economista Ramón Tamames , en una mesa celebrada en la sala Valle-Inclán del Círculo de Bellas Artes de Madrid, sobre la pervivencia de los temas que planteó Ortega en su libro canónico. Según Carlos Aganzo , director del Aula de Cultura, males endémicos como «los errores y los abusos políticos, el fanatismo religioso y los particularismos». Aganzo se refirió a los nacionalismos catalán y vasco y otros como el modo de ser de los españoles. «Ortega decía que el odio era algo muy propio de los españoles y, por tanto, la ausencia de los mejores en la política y en los grandes asuntos del país». Tal y como resumió el moderador, «Ortega decía que España era un caso extremo de país invertebrado».

En ese sentido, Tamames subrayó que «la resistencia a la convivencia es un problema que no se resuelve ni en el Corpus de Sangre ni en los Decretos de Nueva Planta, como tampoco se pueden resolver los problemas del siglo XIX». Pero, pese a todo, hoy España ha mejorado mucho: hoy pertenece al club de los ricos y cuenta con infraestructuras que hace cien años eran impensables. El principal problema, entonces y hoy, es el independentismo separatista. «En mi libro ‘¿ Adónde vas, Cataluña ?’ recuerdo que ha habido hasta once veces de intentos de separación. Esa separación abruma a Ortega en su libro, donde cita en primer lugar a Cataluña y muy en segundo lugar el País Vasco. Y ese problema lo seguimos manteniendo», señaló. La separación, en cualquier caso, «no va a triunfar», dijo el economista, «porque once veces son muchas veces; el problema está en Cataluña, porque está dividida».

Más allá de Cataluña, Muñoz Machado, catedrático de Derecho Administrativo, detalló que el país resultante de la Constitución del 78 ha terminado generalizando «el sistema de autonomías que Ortega hubiera querido, aunque se mantuvo una diferenciación entre regiones de primer y de segundo grado». En términos administrativos, podría decirse que España es un país que se parece mucho a una federación. «Como siempre se ha hablado de república federal, el otro día dije que en España hemos conseguido una cosa muy rara, que es tener una monarquía federal. Porque somos monarquía y somos una federación por la estructura del Estado», aseguró. Según Muñoz Machado, en los años 30 y hoy, casi un siglo después, muchos se resisten a hablar en estos términos por el recuerdo «traumático» de la primera república. Tamames, miembro de número de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, opinó que «España no necesitaba un sistema autonómico tan amplio».

Hubo también oportunidad para recordar el valor de Ortega como pensador. «Nunca olvidaré el día que la revista ‘La Codorniz’ nombró a Ortega filósofo primero de España y quinto de Alemania. Si tenemos un filósofo de referencia en España, ese es Ortega», dijo Tamames, que en su juventud tuvo la oportunidad de coincidir con el autor de ‘España invertebrada’. «Lo conocí en lo que hoy es la sala Barceló , en unos cursos a los que asistían otros filósofos, médicos, arquitectos y, naturalmente, toreros y marquesas». Todos quedaban embelesados por su manera de pasear y de mover las gafas: «Era un artista en la mesa. Cuando murió, a los pocos días una columna de mil personas atravesamos Madrid hasta llegar a la Sacramental de San Isidro. Para nosotros Ortega era la verdad y el idioma. Hoy lo recordamos más por sus frases que por sus teorías: ‘España es el problema, Europa la solución’, el ‘¡No es esto, no es esto!’, dicho para la república...».

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