La cultura clama contra la ineficacia de muchas de las ayudas del Gobierno
Tras la publicación en el BOE del Real Decreto de medidas, cunde la opinión de que el Ejecutivo ha decidido sin tener en cuenta la realidad del sector
No parece que el decreto de ayudas del Gobierno al sector cultural haya servido como eficaz vacuna contra los enormes daños que el Covid-19 ha causado en el tejido de las industrias culturales . Los 78 millones de euros arañados al presupuesto por el Ministerio de Cultura y Deporte son un logro neto en tiempos de vacas flacas y el sector valora el esfuerzo. Muchas asociaciones consideran, sin embargo, que la implicación de Hacienda no se habría producido sin la bronca que siguió a la catastrófica aparición del ministro José Manuel Rodríguez Uribes en la rueda de prensa del 7 de abril , que tanto inquietó a La Moncloa. Pero denuncian mayoritariamente que se aplican sin conocimiento, de manera errónea en no pocas ocasiones . Y sobre todo, a las pérdidas, sin planes de futuro, por lo que no sirven para responder a las grandes preguntas: ¿Cómo vamos a llevar a la gente de regreso a los teatros, a los cines, a los tablaos, a las salas y auditorios de conciertos?
Desde que los responsables de las administraciones y portavoces de las organizaciones culturales han leído el decreto 17/2020 en el BOE, las voces críticas crecen y anuncian que el argumento de la obra será «un desastre».
Es curioso que muchos de los participantes en las reuniones telemáticas con el ministro de Cultura y la ministra de Hacienda reconocen que no fueron eficaces, «no sirvieron para nada, porque estaban mal planteadas, no eran de trabajo, sino de pequeños discursos. El sector está mal estructurado y no se establecieron prioridades. Somos un poco el ejército de Pancho Villa». Se hizo un ejercicio «teatral» de escuchar a los representantes del sector, pero luego no se trabajó con ellos, simplemente se les ofrecieron las ayudas que Hacienda aceptó o Cultura logró imponer. Pero que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, tachara a los videojuegos de las desgravaciones por un «pequeño problema técnico» es un detalle relevante que muestra un modo burocrático y anti-participativo de decidir. El sector clama por otra interlocución.
Andrea Levy: «Estigmatizan a las salas»
Hay un modo distinto de hacer las cosas, que emerge en Madrid. Desde el Ayuntamiento se han puesto en marcha mesas de trabajo con el sector escénico que empiezan a dar frutos. Las conclusiones no pueden estar más alejadas de los planes de distanciamiento y reducción de aforos que impuso el Gobierno. La delegada de Cultura del Ayuntamiento madrileño, Andrea Levy, pone en valor que «nosotros no nos limitamos a los teatros públicos, en las mesas trabajamos con todos. Por eso sabemos que las condiciones del gobierno son inasumibles para el teatro comercial. Ni el más pequeño ni El Rey León podrá abrir con un aforo del 30 o del 50%, según se ordena, porque irían a pérdidas. Además, desnaturalizan el sentido del arte escénico. ¿Alguien se imagina la sensación de asistir a una función con un tercio del aforo? No se puede poner un límite al aforo que estigmatiza a las salas , sino que hay que estudiar el sector en detalle, sus necesidades reales, y garantizar las máximas medidas de seguridad posibles en diálogo con ellos».
Desde el Ayuntamiento madrileño se ha pedido al Inaem del Ministerio de Cultura que se diseñe un protocolo único para la vuelta y que el Ministerio de Sanidad lo certifique. «Es lo responsable, deben rectificar. En el Ministerio no han entendido el sector». Lo que exige Levy es «un protocolo que no estigmatice, porque las personas que deben ir al teatro habrán entrado antes en comercios pequeños con las medidas oportunas. Hay que crear espacios seguros sin porcentajes, que estigmatizan el espacio en sí, para reivindicar el disfrute de la cultura . Eso es lo fundamental», reitera la edil madrileña.
Sobre las ayudas decretadas, señala que «Madrid ha puesto 7 millones sobre la mesa en ayudas directas para la fase de transición, un esfuerzo que señala nuestra apuesta por mantener la infraestructura teatral», mientras no haya mejor horizonte. Con esas ayudas, que compara con el esfuerzo principal del Ministerio (20 millones en avales) más orientado al cine , incluso se ayudará a pagar el alquiler de algunas salas. También lo compara con orgullo con los 4 millones aportados para avales por la Comunidad de Madrid.
El libro, la industria más importante, olvidada
El mundo del Libro está profundamente desencantado. «Ni rastro del plan de compra para las bibliotecas a través del sistema librero en todo el territorio con una aportación pública de 85 millones (mitad Administración Central, mitad Administraciones Autonómicas)», explica Antonio María Ávila, del gremio de editores, sobre una de sus reivindicaciones. Otras fuentes del sector destacan que la mayor industria cultural española (factura 2.400 millones en época de crisis y contribuye proporcionalmente con impuestos) ha sido obviada por Hacienda, con una ayuda de 5 millones para reformas en librerías y acceso a préstamos vía SGR. «Llegamos muy tocados y esto muestra la gran falta de visión del ministro. En la anterior crisis la exportación nos salvó, pero con la pandemia no será así. Y tenemos que lamentar que han olvidado del todo a los autores, como si pensaran que escribir es una afición», nos dicen en el sector.
Macron no es Sánchez
En muchos sectores de la cultura española se mira a Francia, donde ha sido el presidente Macron, en mangas de camisa tras sus mesas de trabajo, quien ha anunciado las medidas que apuntan a reinventarse y encargar obras -eso es invertir y genera riqueza e imágenes poderosas-. Francia cultiva la idea de que su destino está ligado a la creación artística desde hace muchas décadas. Aquí no somos conscientes del valor que tiene la cultura, las imágenes que generan en un mundo tan interconectado como el nuesto, la fuerza que transmiten desde una sociedad.
Para España, potenciar la creación debería ser fundamental . Los artistas visuales se quejan: «Esperábamos mucho más, para empezar nos llaman Bellas Artes, un concepto del siglo XIX que no incluye diseño, ilustración, videoarte, redes, performance... Y se han olvidado del artista, que crea riqueza y necesita becas para proyectos, no caridad. Bellas Artes no son los críticos ni las galerías, es el artista medio el que malvive e invierte su propio dinero para poder hacer sus obras», dicen en Vegap. «Se demuestra un desconocimiento profundo del sector, que es productivo y empresarial». Otras fuentes denuncian un sesgo típico de la izquierda con la cultura propio de este Gobierno.
En el terreno musical, Antonio Guisasola se queja desde Promusicae de que no se ha logrado «la reducción del impuesto de sociedades para la música, solo es para cine. Y las ayudas para infraestructuras (teatros, cines o librerías) no incluyen estudios de grabación, salas de conciertos, tiendas de música, etc. Solo nos dan unas vagas líneas de ayuda del Inaem, que a ver cómo se reparten. Nos sentimos decepcionados y con sentimiento de abandono». Otras fuentes señalan que al primar al cine se mima a las grandes productoras que forman las cadenas de TV, olvidando a las empresas nacionales que más lo necesitan.
«Peonadas»
Lo que mas duele a todos es que l as ayudas al desempleo no llegarán ni a un 30% de los trabajadores por la intermitencia de sus contratos. Los técnicos escénicos están ya en pie de guerra por ser excluidos. Los actores en su mayor parte no cotizan tantos días o no cotizan ninguno. Los músicos acompañantes cobran en negro muy usualmente. Es como el sector funciona. Pequeños espacios, bolos en los que se reparten unos billetes, que no dan ni para autónomos.
En Francia (volvemos a un ejemplo de buenas prácticas), el sistema premia declarar cada ganancia para lograr más cobertura con la intermitencia. Aquí, si declaras, según comentan músicos a ABC, pierdes mucho y luego, cuando no hay trabajo (los artistas pueden estar muchos meses sin ingresos), nadie te ayuda . «Ni siquiera se ha logrado aumentar la ayuda asistencial por copia privada, como pedíamos», añaden. Sí se la incluido la posibilidad de aumentar el dinero asistencial que surge de las entidades de gestión de derechos de autor por el cobro de obras pendientes de identificar.
«Es un modelo de peonadas», dice un gestor, «muy bien visto por el PSOE; para los demás que no coticen ¿sólo queda la renta básica de Pablo Iglesias? Si conocieran el sector, lo habrían hecho de otro modo» .
Desde Coalición de Creadores, Carlota Navarrete lo resume bien: a pesar de recibir positivamente las medidas como «sólo un primer paquete menor, se va a seguir trabajando intensamente en todas las otras peticiones de verdadero calado que planteaba el sector».
Y añade: «Lamentamos muy especialmente que se haya perdido la oportunidad de atender la petición de crear la oficina nacional de propiedad intelectual y una subdireccion de contenidos digitales , ya que se ha publicado una nueva estructura del Ministerio de Cultura, porque era una petición estructural de poquísimo impacto económico y presupuestario pero absolutamente fundamental para afrontar los retos del sector en el ámbito digital para proteger, impulsar y atender a las industrias culturales».
Para los creadores, representados en la Coalición, no atender ese aspecto «supone una grave desventaja para nuestra competitividad como sector estratégico, no puede seguir un Ministerio que representa al 3,5 del pib y al 2,8 del empleo en el siglo XXI con la estructura y los departamentos de siglos pasados».
Muchos opinan, pocos hablan tan claramente, pero abundan quienes no quieren ni aparecer en este reportaje. En el sector, mal estructurado y con el agua al cuello, no pocos se temen que quejarse mucho signifique quedarse fuera en la próxima oportunidad. El pacto de Estado por la cultura que impulsaba Rodríguez Uribes parece estar bastante lejos.