No tengáis miedo | Francisco Rico | Filólogo. Cervantista. Miembro de la RAE

«Cuando muera espero que nadie se acuerde de mí»

Elena Carreras
Salvador Sostres

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-Querido profesor.

-Sostres. Estoy empezando a desayunar. Dame 20 minutos.

-Perfecto, le llamo a la una.

-A veces he intentado levantarme a las 11, pero no puedo. Yo, de hecho, empiezo a vivir después de la siesta.

-La mañana es de operarios.

-Por mí no me levantaría nunca.

-Como Onetti.

-No. Porque se está muy bien durmiendo.

-Se hace el viejo pero los jóvenes le adoran.

-Nunca he sido un profesor tradicional. Tengo muy buena relación, de sincero afecto, con muchos de mis exalumnos.

-Rodearse de jóvenes es permanecer joven.

-Yo rodeado no estoy. Vivo bastante aislado. Desde que murieron Juan Benet, Carlos Barral y Jaime Gil de Biedma ya casi no salgo cuando estoy en España.

-Gabriel Ferrater.

-Fue un gran amigo pero no un gran poeta. De poeta le faltó «la Gracia que no quiso darle el Cielo».

-La poesía es una Gracia.

-Pasé mis años de fascinación por Jaime Gil pero Barral era en realidad mejor poeta.

-Jaime.

-Era memorable, muy astuto. Cuando salía de casa llevaba muy preparado lo que iba a decir.

-¿Impostura?

-Era un hombre muy estudiado. Improvisaba muy poco. Sus célebres comentarios eran agudezas muy pensadas.

-Si Cervantes volviera ¿dónde lo llevaría a cenar?

-Creo conocerlo bien: mejor a tomar copas.

-¡Pero si le ha dedicado la vida!

-Era muy comprensivo, entendía las razones de los demás, mostraba su faceta mejor, se dejaba querer. Pero él nunca ha sido objeto importante de mi estudio. Sí, en cambio, el Quijote.

-Y Petrarca.

-Era hosco, desagradable.

-¿Petrarca tampoco?

-No es que le admire, sino que por curiosidades eruditas empecé a resolver algunos aspectos desconocidos de su vida.

-Pero era un imbécil, vamos.

-Petrarca no sólo es el padre del «petrarquismo» de los demás sino del suyo propio. No le quiero, en realidad. Se construye a sí mismo como personaje, siempre está en escena.

-Y es un pesado.

-Si en lugar de 366 poemas hubiera escrito 35 sería mucho mejor. Le cuesta encontrar el punto de pertinencia. Dice lo que quiere decir y le sobra espacio. Siempre hay en él una medida de relleno.

-La especial bajeza de nuestra era.

-Es triste este guirigay de relaciones rotas. El espectáculo es muy penoso.

-¿Pedro Sánchez es un Lazarillo?

-El pícaro es una figura literaria. No es real. Sánchez tiene una insólita capacidad de sobrevivir adaptándose a cualquier circunstancia. Antes me gustaba más. Hoy lo veo demasiado correoso.

-Su empeño actual es la Biblioteca Clásica de la Real Academia Española.

-Son 111 volúmenes. Todos los números 1 de la literatura española en una edición impecable.

-Definitiva.

-En la medida que algo puede ser definitivo.

-Toda la lírica de Quevedo, recién aparecida.

-Ignacio Arellano ha hecho un trabajo estupendo. No deja pasar ni un elemento sin explicar. Se trata de buscar el texto más seguro, más cercano al autor, con comentarios que acerquen al lector a su comprensión. El mismo criterio que rige el gran Quijote de la Academia.

-Gonzalo Pontón.

-Empecé a trabajar bajo su generoso patrocinio pero era demasiada carga para fiarla a un señor que se me pudiera morir.

-Ahora continúa con la RAE.

-Sí, aunque ya sé que no veré el final. Hay tomos que se retrasan por su extensión, por su dificultad.

-¿Qué más habría podido hacer de contar con un mecenas?

-Nada. Yo ya soy multimillonario. Tengo todo lo que necesito. Yate no pero tampoco lo quiero. Umberto Eco me decía que ser rico es poder tomar todos los taxis que uno quiere.

-Pero con un Medici amigo habría podido trabajar más.

-Habría trabajado mucho menos. Habría tenido tentaciones de cosas que parecen mejores y al final no lo son. Que se lo pregunten a Don Juan Carlos.

-Es mi Rey.

-Y el mío. Y le entiendo. Toda una vida puteado, forzado a hacer esto y lo otro, y cuando siente que ha hecho lo que tenía que hacer decide vivir la vida un poquito.

-Es de tribu linchar a tus héroes cuando tienen problemas.

-Existe en la sociedad española una exigencia de literalidad por falta de horizontes. Es de dependientas creer que cualquier desviación lo oscurece todo.

-Usted se salvó de la literalidad con una obra eterna.

-La única eternidad es este mundo. La vanidad de Petrarca yo no la tengo. Cuando muera espero que nadie se acuerde de mí. Mejor que se me conceda la benevolencia del olvido.

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