La RAE crea la Academia del Judeoespañol con la que se cubre «todo el espectro de la hispanidad»
La Docta Casa daba luz verde en el pleno de ayer por unanimidad a esta nueva entidad, consagrada a la lengua que los judíos se llevaron consigo tras su expulsión de España en 1492
Ya son 24 las Academias de la lengua que existen en el mundo. Ayer, la RAE aprobó en su pleno por unanimidad los estatutos de la Academia Nacional del Judeoespañol, último paso para hacer efectiva la creación de esta entidad, que se situará en Jerusalén. Después de varios años de trámites y papeleos, de idas y vueltas, de informes, el idioma que los judíos se llevaron consigo tras su expulsión de España en 1492, superviviente a pesar del tiempo gracias al ímprobo esfuerzo memorístico de tantas generaciones de sefardíes, conocido popularmente como ladino, al fin tiene su propia Academia. No es poco.
Con esta decisión se viene a completar un largo proceso de justicia histórica (y poética, por qué no) que ha durado más de cinco siglos. «Es una operación de carácter histórico. En estos días se están adoptrando gestos y decisiones formales de nuestros gobiernos para enmendar la catástrofe histórica de la expulsión de los judíos en el siglo XV», afirma Santiago Muñoz Machado, director de la RAE. Además, añade, este hecho también destaca el gran valor lingüístico del ladino, «una lengua que se ha conservado a pesar de todas las dificultades y batallas que ha sufrido. Es un acontecimiento para celebrar».
De alguna manera, tal y como señaló en su día el académico Darío Villanueva, gran impulsor de esta iniciativa en sus tiempos como director, la Academia del Judeoespañol completa el objetivo de «cubrir todo el espectro de la hispanidad». Y no solo eso: será junto con la filipina la segunda Academia en Asia. «Es un continente en el que el español no está tan difundido. Siempre es una buena noticia la constitucion de una nueva academia», celebra Muñoz Machado.
A partir de ahora, la Academia Nacional del Judeoespañol en Israel podrá comenzar su andadura, elegir a sus miembros, sus cargos y solicitar la entrada en la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale). Como sus estatutos se han aprobado en estas primeras sesiones del año, podrá asistir a la próxima reunión de esta asociación, que se celebrará en Sevilla entre el 4 y el 8 de noviembre. Será a lo largo de este encuentro cuando se ratifique como miembro de la Asale.
Lengua y cultura
No existe una cifra oficial del número de hablantes de ladino en el mundo, pero se estima que ronda el medio millón y que la mayoría –300.000– residen en Israel. Sin embargo, no hablamos de un idioma extenso, sino más bien intenso. En febrero del año pasado, Shmuel Refael Vivante, académico correspondiente de la RAE y miembro de la Autoridad Nasionala del Ladino y su Kultura, explicaba a este periódico que «el fenómeno del judeoespañol no es el del uso de una lengua para comunicarse unos con otros, sino un elemento identificador».
El ladino, tal y como sostiene Vivante, ha servido como elemento cohesionador de la comunidad sefardí, un grupo más selecto que numeroso al que pertenecieron, entre otros, nombres que forman parte de la historia de la humanidad, como el del filósofo Baruch Spinoza, el escritor Primo Levy o los artistas Amedeo Modigliani y Camille Pissarro. Datos anecdóticos, sí, pero que ponen de relieve la importancia cultural de esta comunidad. De hecho, parte de la potencia sociocultural del judeoespañol en la actualidad se debe a su influencia en la música, donde ha adquirido, incluso, trascendencia internacional gracias a artistas como Yasmin Levy.
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