Conclusiones del I Congreso Internacional sobre los Derechos de Autor y la Propiedad Intelectual

Las nuevas tecnologías imponen una nueva forma de competición entre empresas del sector audiovisual que luchan sin igualdad de condiciones

Los avances tecnológicos no están contemplados en la actual ley de propiedad intelectual ABC

ABC

La Feria del Libro de Madrid acoge como escenario perfecto al I Congreso Internacional de los Derechos de Autor y la Propiedad Intelectual , celebrado los días 7 y 8 de junio. Es notable la preocupación entre los autores sobre este tema en cuestión, y lo consideran uno de los mayores retos a los que debe enfrentarse la cultura en la actualidad. Durante el encuentro, Mario Vargas Llosa aseguró que «estas iniciativas son más que necesarias en estos momentos». En una coyuntura donde el autor debe elegir entre continuar recibiendo los derechos de autor o aceptar la jubilación y abandonar la obra.

El hecho de que se hable de la protección de la cultura , es ya una buena noticia. La propiedad intelectual es un elemento esencial para la promoción de la cultura. Sin creadores no tendríamos cultura. Si alguien se lucra a costa del esfuerzo de otros, lesiona la libertad.

La tecnología juega un papel fundamental y la ley de propiedad intelectual tiene artículos pre-tecnológicos . Las descargas ilegales estaban socialmente aceptadas, la piratería se veía como un juego y al autor, que exigía un pago, como un insolidario y egoísta.

El número de abogados y lobbistas que tienen Google y Facebook en Bruselas y Ginebra es exponencialmente mayor a cualquier otro representante cultural. Los expertos piden educar y legislar para proteger a los creadores.

Los revolucionarios franceses son los que por primera vez hablan de propiedad intelectual. Sin embargo tienen notas diferentes de la propiedad sobre bienes materiales por la que se creó para que la disfruten otros de forma simultanea.

El debate no es cuánto dura la protección intelectual sino cómo se garantiza esa protección

Fernando Zapata apunta que «la libertad de expresión no es permitir la utilización de tus contenidos sin autorización , ni remuneración». La sencillez de acceso a contenidos de calidad a las plataformas (Netflix, Spotify) ha conseguido reducir la piratería . La idea de que las plataformas ayudan a difundir a los medios sus noticias es errónea. Hacen un gran negocio a costa del esfuerzo de otras sin coste.

Mientras una TV debe cumplir muchas normas sus competidores YouTube, Google o Netflix apenas tienen que respetar normas. Todos los operadores deberían estar sujetos a las mismas condiciones .

Se necesitan una armonización internacional en la propiedad intelectual para evitar asimetrías. El legislador no puede olvidarse de regular el postcast u otras formas de explotación de los derechos. Debe haber un pacto de equilibrio entre todos los titulares y las empresas tecnológicas. La propiedad intelectual debe estar en la agenda del país y además ser universal. La rivalidad ha cambiado, antes eran las otras cadenas, ahora también son competencia los propios usuarios en YouTube o Netflix. Cliente, competidor, proveedor ya no están definidos.

La compatibilidad de los rendimientos de propiedad intelectual y el cobro de pensiones es una realidad en Reino Unido, Francia, Italia y otros países europeos.

Conclusiones del I Congreso Internacional sobre los Derechos de Autor y la Propiedad Intelectual

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