¿Cómo afrontaremos la muerte tras el coronavirus? Yuval Noah Harari responde
El historiador israelí cuestiona si la pandemia cambiará el modo en el que nos enfrentamos al fin de nuestra existencia
Yuval Noah Harari, autor de los fenónemos «Sapiens» y «21 lecciones para el siglo XXI» explicaba hace unos días cómo sería el mundo tras la pandemia del coronavirus . Hoy, el historiador israelí se adentra en el The Guardian en cómo cambiará nuestra actitud hacia la muerte .
Harari comienza el texto en el periódico británico explicando cómo los humanos hemos pasado de estar sometidos a ella a pensar que podemos vencerla . Hasta le edad moderna: «la mayoría de las religiones y las ideologías han visto la muerte, no sólo como un hecho inevitable, sino también como el principal significado de la vida . Solo entonces se alcanza la salvación eterna o se sufre castigo para siempre».
«La epopeya de Gilgamesh, el mito de Orfeo y Eurídice, la Biblia, el Corán, los Vedas e innumerables libros y cuentos sagrados explican a los humanos angustiados que morimos porque Dios lo decretó, o el Cosmos, o la Madre Naturaleza», explica el historiador.
El cambio de paradigma viene en la revolución científica : «Para los científicos, la muerte no es un decreto divino , es simplemente un problema técnico. Los humanos mueren no porque Dios lo haya dicho, sino por algún problema técnico», indica el escritor. Y la ciencia cree que cada problema técnico tiene una solución técnica .
No se han solucionado todos, pero están trabajando en ello. A partir de entonces ya no se piensa en el sentido de la muerte . En su lugar, se apuesta por extender la vida. «Los humanos hemos tenido tanto éxito en preservar y alargar la vida que nuestra visión ha cambiado profundamente», remarca el historiador.
Las plagas, de la Edad Media hasta hoy
De ahí el cambio de perspectiva en el modo de cómo las personas vivían una epidemia en la Edad Media a cómo experimentamos la pandemia del coronavirus hoy en día. Mientras en la época medieval, la actitud principal era la resignación ante los designios divinos, actualmente se aprecia como un fallo humano que se podía haber previsto.
«Suponemos que la humanidad tiene el conocimiento y las herramientas necesarias para frenar tales plagas, y si una enfermedad infecciosa se sale de control , se debe a la incompetencia humana más que a la ira divina. Covid-19 no es una excepción a esta regla. La crisis está lejos de terminar, pero el juego de la culpa ya ha comenzado. Diferentes países se acusan entre sí. Los políticos rivales se responsabilizan los unos a los otros como una granada de mano a la que han quitado la anilla», remarca el autor de «Sapiens».
Esperanza y batas blancas
Junto a la indignación, la esperanza viene vestida de bata blanca: las de los médicos que salvan vidas y las de los científicos en busca de un tratamiento efectivo y una vacuna.
Pero, ¿a qué conclusión llegaremos cuando la pandemia se haya controlado y la vacuna esté lista ? «Con toda probabilidad, será que necesitamos invertir aún más esfuerzos para proteger vidas humanas. Necesitamos tener más hospitales, más médicos, más enfermeras. Necesitamos almacenar más máquinas respiratorias, más equipo de protección, más test. Necesitamos invertir más dinero en investigar patógenos desconocidos y desarrollar nuevos tratamientos. No debemos ser pillados por sorpresa de nuevo», contesta Harari en The Guardian.
Otros pensarán que, al contrario, que debería ser la humildad, concluir que no podemos vencer a las fuerzas de la naturaleza. Sin embargo: «Durante siglos, las personas han utilizado la religión como mecanismo de defensa, creyendo que existirían para siempre en el más allá. Ahora algunos seres humanos usan la ciencia como un mecanismo de defensa alternativo , con la creencia de que los médicos los salvarán siempre y que vivirán eternamente en su casa. Necesitamos equilibrar la balanza . Debemos c onfiar en la ciencia para hacer frente a las epidemias, pero aún debemos asumir la carga de lidiar con nuestra mortalidad y transitoriedad ».
Después de que la pandemia nos enfrente a nuestra fragilidad, se reaccionará construyendo defensas más fuertes.
No habrá más presupuesto para la filosofía, «pero apuesto a que veremos un aumento en los presupuestos de las escuelas de medicina y los sistemas de salud», insiste el escritor para después concluir: «Y tal vez eso es lo mejor que podemos esperar. Los gobiernos no son muy buenos en filosofía. Los gobiernos realmente deberían centrarse en construir mejores sistemas de salud . Depende de las personas hacer una mejor filosofía. Los médicos no pueden resolver el enigma de la existencia para nosotros. Pero pueden comprarnos más tiempo para lidiar con eso. Lo que hagamos con ese tiempo depende de nosotros».
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