Cierra «Rockdelux» y la prensa musical se queda huérfana

La publicación barcelonesa se despide con un número especial después de 35 años de historia. El coronavirus, aseguran, ha sido la puntilla

Portadas confrontadas del primer y el último número de "Rockdelux" ROCKDELUX

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Cierra «Rockdelux» y puede que no escuchen mil violines entonando un réquiem, pero sí infinidad de reacciones en redes sociales que, entre la sorpresa y el llanto, asisten con perplejidad al funeral una revista que era mucho más que una revista. Porque «Rockdelux», con listas, sus números especiales de final de curso y sus comisariados artísticos para festivales como el BAM primero o el Primavera Sound después, formaba parte del paisaje emocional y cultural de la España de las últimas décadas. Y es que ahí está, desparramada entre páginas satinadas y críticas de discos exhaustivamente revisadas por Juan Cervera, la educación musical de una generación que se ha quedado hoy un poco más huérfana.

Las razones del adiós son, en efecto, las que imaginan: la crisis generalizada de la prensa impresa, la drástica caída de ingresos publicitarios y la definitiva, letal, puntilla del coronavirus, «bofetada brutal que hace aún más inviable el proyecto», lamentan desde la revista barcelonesa.

Así que cierra «Rockdelux» después de 35 años de historia y lo hace con un número especial con recomendaciones de cincuenta colaboradores de la casa que han descubierto hoy mismo, igual que el resto de lectores, que esos serían los últimos textos que enviarían al correo electrónico del coordinador de redacción, Miquel Botella.

Algo podíamos sospechar (y perdón por la primera persona, pero son casi veinte años escribiendo religiosa y mensualmente) cuando el director de la revista, Santi Carrillo, propuso un número especial con selecciones personales ya que, dijo, con la que estaba cayendo no tenía demasiado sentido hacer un número al uso, con entrevistas promocionales y demás contenidos habituales. Ellos, claro, sí que sabían que esto, como cantaban The Doors, sería «The End» pero, como puede leerse en la editorial de ese número que andará a estas horas camino de los kioscos de toda España, prefirieron no comunicarlo para «evitar un exceso de sentimentalismo» en los textos.

El caso es que, con lágrimas o sin ellas, se va «Rockdelux» y desaparece también una época, antes de que lo digital lo transformara todo en un magma de conocimiento chicloso, en la que la cultura no era una acumulación constante, sino que imperaba (e importaba) la criba, la selección, la prescripción. Hablamos de unos tiempos remotos en los que la aparición de tal o cual crítica podía despertar airadas discusiones en los entonces recién nacidos foros de Internet y en los que aún había quién se definía por si era del «Ruta» (por «Ruta 66») o de «la Rockdelux».

Tiempos que la revista que Santi Carrillo, Juan Cervera y Francesc Vaz empezaron a pergeñar en 1984 a partir de las cenizas de «Rock Espezial» y «Vibraciones» ayudó a moldear ya fuera portando el estandarte del indie de los noventa, alumbrando el cambio electrónico o incorporando contenidos sobre cine, televisión, arte y literatura. Atrás quedan 35 años y 394 números que son testigo privilegiado y parte activa de la banda sonora y los movimientos culturales de los siglos XX y XXI.

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