Calvo Poyato: «Los españoles tenemos tendencia a insistir en la parte negativa de nuestra Historia»

El historiador y escritor acaba de publicar su decimosexta novela, «El último tesoro visigodo» (Ediciones B)

José Calvo Poyato ABC

Rodrigo Alonso

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Aunque lleva ya más de 20 años escribiendo novelas, a José Calvo Poyato la pluma no le cansa. Ahora, con más de 16 títulos de este género publicados, el historiador y catedrático vuelve a los estantes de las librerías con « El último tesoro visigodo » (Ediciones B). En esta obra, que bascula entre la Alta Edad Media y el siglo XIX, Poyato narra la historia del tesoro de Guarrazar . Hallado «de rebote» en 1858 en el pequeño pueblo toledano de Guadamur, las cruces y las coronas de oro que lo componen acabaron en Francia sin que en Madrid se tuviese noticia alguna sobre su descubrimiento. Uno de los ejemplos más conocidos del expolio al que se vio sometido el patrimonio español durante el siglo XIX.

¿Cómo decide escribir un libro sobre el tesoro de Guarrazar y ambientarlo, en parte, en tiempos del reino visigodo?

Todo surge a raíz de un par de personajes del siglo XIX que me atrajeron mucho. El erudito y catedrático Amador de los Ríos y el joyero José Navarro, que hizo la corona de Isabel II y tuvo mucha culpa de que el tesoro acabase en Francia. Respecto a que parte de la novela discurra en la Edad Media, justo en los prolegómenos de la invasión musulmana, fue algo que me pareció necesario para explicar por qué el tesoro se hallaba oculto. Me atrajo, además, hablar sobre el mundo de los visigodos, que es muy importante para entender lo que es la España de hoy, pero, sin embargo, no ha tenido mucha atención.

¿Por qué?

Probablemente porque se encuentra enquistado entre dos épocas muy esplendorosas, como la Hispania romana y el Al-Ándalus. Por otro lado, usted es más joven, pero yo recuerdo la famosa lista de sus reyes, formada por 33 nombres que resultaban rarísimos. Yo creo que ese ejercicio de aprendizaje memorístico también ayudó a que surgiese cierto estigma.

El tesoro es uno de los restos más destacados que nos quedan de época visigoda, ¿cómo sienta en España la noticia de que se encuentra en Francia?

Las primeras noticias llegaron a la Península a través de la prensa francesa. Aquí se arma un verdadero escándalo, los periódicos españoles acusan a las instituciones y al Gobierno de dejadez.

Se trata, quizá, del ejemplo mejor conocido sobre el expolio del patrimonio español en el siglo XIX

Efectivamente, muchas piezas desaparecieron debido a una legislación deficiente, a la codicia o al poco cuidado de las administraciones públicas. Para que se haga una idea, cuando se descubre el tesoro de Guarrazar no hay un museo arqueológico donde se pudieran depositar las piezas. Sin embargo, sí que los había en los países del entorno.

A día de hoy la situación ha cambiado mucho, afortunadamente.

Ahora contamos con una legislación mucho más armada. Hay que tener en cuenta también que a finales de del siglo XIX una parte muy importante de los españoles eran analfabetos. ¿Cómo se le va a pedir a una persona sin conocimientos que valore una piedra? Sin embargo, todavía hay mucha gente que antepone el interés particular. Yo muchas veces me pregunto cuántas cosas se han encontrado y se han vuelto a ocultar.

Con esta obra suma 16 novelas, casi el mismo número de ensayos que tiene publicados, ¿qué le ofrece este tipo de literatura que no encuentra en el libro de historia?

La de divulgar. Yo creo que los historiadores españoles no hemos sido capaces de hacer la Historia asequible. Se han hecho unas obras demasiado duras. Han sido muy importantes para el desarrollo del conocimiento, pero no hemos sido capaces de ponerla al alcance del público. De este modo, la gente ha comenzado a buscar en la novela lo que los historiadores no hemos sido capaces de darle en los ensayos.

Sus colegas catedráticos siempre han visto la novela histórica con cierto recelo.

Bueno, yo creo que eso es algo que está cambiando. Le pongo un ejemplo, hace poco me han pedido que de una conferencia en una facultad de Ciencias de la Educación para explicarles cómo ambienté una novela que han utilizado para que los estudiantes aprendan a enseñar Historia. Creo que es un síntoma de que algo está cambiando, aunque, efectivamente, sigue existiendo cierta reticencia.

¿A qué se debe?

Yo creo que no se ha querido entender que la novela histórica no es un libro de Historia. Se trata de un género que cuenta, evidentemente, con ciertas libertades. Cosa que no ocurre con el ensayo. También tengo la sensación de que algunos historiadores han sentido que se estaba invadiendo su terreno. Ya sabe que en España somos muy dados a defender nuestra parcela; a pensar que todo aquel que no forma parte de la profesión es un intruso. Ocurre en todos los sectores, no es algo exclusivo de la Historia.

Usted muchas veces se ha expresado en contra de la Leyenda Negra, ¿qué es lo que hace falta en España para superarla?

Lo primero que se debemos hacer es sacudirnos el complejo de inferioridad. Tenemos una Historia que, como todas, tiene sus luces y sus sombras. El problema es que tenemos tendencia a insistir en la parte negativa de nuestra historia sin prestar atención a los grandes logros.

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