Un artesonado abovedado de un convento de Valladolid aparece en un palacio de California

Preocupación entre arquitectos y restauradores por el expolio de nuestro patrimonio histórico para venta o uso privado

Artesanado mudéjar perdido ATLAS

ABC / Agencias

Preocupación entre arquitectos y restauradores patrios por el expolio de nuestro patrimonio histórico para venta o uso privado. Por ejemplo, una fundación ha localizado el artesonado mudéjar de una iglesia de Cuenca de Campos , en Valladolid, en una mansión californiana, nada menos.

Es una joya del arte mudéjar castellano pero para visitarlo hay que cruzar todo el océano Atlántico. Se encuentra adornando la biblioteca de un palacio californiano pero su sitio original era el que se puede ver en el vídeo, la bóveda de un convento de un pequeño pueblo de Valladolid .

«Es un artesanado del siglo XV que se desmonta en 1930 y que se le vende a William Randolph Hearst. Forma parte del conjunto de piezas que desaparecieron de tantos y tantos edificios de Castilla y León», explica a Atlas una de las especialistas de esta fundación que ha conseguido ha conseguido localizar el artesanado después de una ardua investigación.

«Igual llegar a reconstruir el convento o dejarlo parecido me parece inviable pero al menos que no vaya a mas y darlo a conocer fuera», explica otro especialista siendo esta desaparición de un elemento patrimonial una más de tantas que ha habido.

Porque, además, no es el primer elemento de nuestro patrimonio que ha parado o tenía pensado parar concretamente en esta mansión, propiedad de William Randolph Hearst , el célebre mágnate de «Ciudadano Kane» , puesto que también se supo de que Hearst se había hecho con la gran reja de la Catedral de Valladolid entre otras.

Mansión de Hearst Atlas

Calificado como «el gran acaparador», el empresario de la prensa norteamericana soñó con erigir su propio Versalles en las posesiones que tenía en San Simeón (California), más de cien mil hectáreas de terreno de las que finalmente vio construidas unas 50, presididas por un monumental complejo arquitectónico al estilo español, con tres palacetes y un gran castillo, aparte de jardines, estanques, pistas de tenis, fuentes y zoológico, explicaba «El Norte de Castilla».

Fue allí donde comenzó a acumular todo el arte y la arquitectura que pudo a través de una eficaz red de anticuarios y tratantes de arte en Europa, artífices de un expolio tan aberrante como consentido por autoridades civiles y eclesiásticas. Solo así se explica, por ejemplo, que por medio del célebre Arthur Byne , arquitecto norteamericano establecido desde 1914 en Madrid, Hearst fuera capaz de hacerse con todo el conjunto del Monasterio cisterciense de Santa María de Sacramenia, o con el de Santa María de Oliva, según ya contó «El Norte de Castilla» como muestra de este expolio.

Finalmente, tras dimes y diretes entre Byne y Hearst, el magnate adquirió esta reja pero probablemente nunca la llegó a ver, según contaba este medio castellano, y quedó almacenada en sus depósitos del Southern Boulevard del Bronx para después ser adquirida por el Metropolitano de Nueva York.

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