La Biblioteca Nacional recibe el legado de Eduardo Marquina
Entre los documentos figuran los autógrafos de las doce letras que el autor barcelonés escribió por encargo de Alfonso XIII para la «Marcha Real»
En octubre de 1936, Paz Jiménez Quesada, nuera de Eduardo Marquina, viajaba junto a su en la motonave italiana Oceanía rumbo a Buenos Aires. Desde el barco escribió una postal, seguramente destinada a sus padres, en la que contaba el motivo del viaje, que realizaba junto a su marido, Luis; sus hijo, Eduardo, Teresa y Mercedes; y sus suegros, Eduardo Marquina y Mercedes Pichot. Habían tenido que huir de España debido a las amenaza de muerte que pendía sobre el dramaturgo y sobre su hijo.
El único delito de Eduardo Marquina era haber escrito la letra para la «Marcha Real», y el de Luis Marquina ser su hijo. El enrarecido clima teatral que se vivía en España había llevado al dramaturgo a viajar en 1934 a Buenos Aires junto a su mujer. Al estallar la guerra decidieron volver a España para rescatar a su familia, pero en Perpiñán les persuadieron de no cruzar la frontera. Esperaron a sus hijos y sus nietos y se embarcaron juntos rumbo a Buenos Aires.
Allí escribió Paz Jiménez Quesada la postal, en la que contaba que a su suegro le buscaban para darle «el paseo» . «Escapamos de España por MILAGRO», escribía la nuera de Marquina. Esta postal es uno de los documentos que la familia Marquina ha donado a la Biblioteca Nacional de España . El legado pertenece a Eduardo Marquina Angulo (Barcelona, 1879 - Nueva York, 1946), periodista, poeta, novelista y dramaturgo, autor de obras como «Las hijas del Cid» o « En Flandes se ha puesto el sol ». Según la BNE, en el archivo se encuentran autógrafos de algunas de sus obras, tanto dramáticas como narrativas, como «El retablo de Agrellano», «Santa Teresa», «El pavo real», «Día de sol», «El salto», «Farsa Bretona» o «La reina mujer». Hay también numerosas poesías en hojas sueltas, muchas «pequeñas prosas», llamadas así por el autor, y algunas de las cuales se publicaron en distintos medios; artículos periodísticos y conferencias.
Entre este material figuran los autógrafos de las doce letras para la «Marcha Real» (el himno nacional) que escribió Marquina en 1927 por encargo del Rey Alfonso XIII ; de estas, el Monarca seleccionó tres antes de elegir la definitiva. Igualmente destacan los «Diarios» que escribió a lo largo de su vida, y que seguramente él pensaba recoger en unas memorias que no pudo llegar a escribir.
Los archivos incluyen también cuatro traducciones de otros tantos autores: Pierre Benoit, Richard Wagner , Carl María von Weber y Prosper Merimée , que se cree que no llegaron a publicarse. Marquina, que frecuentó en su juventud en su ciudad natal la célebre tertulia de Els Quatre Gats, donde conoció a autores como Santiago Rusiñol , Ramón Casas, Pompeyo Gener y Pablo Picasso , tradujo también a autores como Alejandro Dumas, hijo; Victor Hugo; Charles Baudelaire y Paul Verlaine.
El grueso del legado, sin embargo, lo conforman las cartas, aquellas que el propio Marquina dijo que quería conservar sin un criterio definido. Según el inventario, hay 1.396 documentos , entre cartas y tarjetas postales, y la mayoría autógrafos. La correspondencia se divide en cuatro apartados: la mantenida con los editores (254), con revistas o periódicos, tanto españoles como extranjeros (143), la correspondencia familiar (256) -que, según los responsables de la BNE revela al hombre, al padre y al esposo- y la general (743).
En este último apartado encontramos cartas firmadas por los escritores Luis de Zulueta, Miguel de Unamuno , Jacinto Benavente, Serafín y Joaquín Álvarez Quintero, Eugenio D'Ors, Gregorio Martínez Sierra o Federico García Lorca ; los actores Fernando Díaz de Mendoza, María Guerrero o Margarita Xirgu, además de varias cartas de distintas instituciones y más de una veintena relacionadas con la Casa Real.