Aviones republicanos hirieron al delegado de la Cruz Roja que iba a informar de la matanza de Paracuellos
Un documento inédito formula la protesta del Gobierno francés tras el ataque en el que Henny fue herido y murió un periodista galo
El 8 de diciembre de 1936, hace hoy justamente ochenta años, era ametrallado por un avión de caza, cuando sobrevolaba la localidad alcarreña de Pastrana a 3.000 metros de altura, un avión bimotor Potez-54 de la Embajada francesa en Madrid, con dos tripulantes y cinco pasajeros.
A consecuencia del ametrallamiento, el aparato francés, un bombardero reconvertido en avión civil que había despegado de Barajas a las 12,20 horas, tuvo que hacer un aterrizaje forzoso sobre un campo de labranza a cuatro kilómetros de Pastrana. El impacto produjo el vuelco del avión. El ataque causó heridas de bala a tres de los cinco pasajeros -el doctor suizo George Henny, delegado de la Cruz Roja Internacional en Madrid, y los periodistas franceses Louis Delaprée y André Château- y la fractura del antebrazo a la una niña española que viajaba en el avión.
El suceso provocó inmediatamente la reacción de la prensa de la zona republicana, que no dudó en achacar el ataque al avión civil a la «aviación fascista» . El diario madrileño «La Voz» llegó a titular el 9 de diciembre: «Alemania dispara nuevamente contra los aviones de Francia». Sin embargo, muy pronto empezaron a suscitarse dudas sobre esta versión.
Fue en respuesta a estas afirmaciones de Álvarez del Vayo cuando el Quai d’Orsay decide finalmente, diez días después de redactarla, difundir en la prensa la nota de protesta que había remitido al Gobierno republicano. Posiblemente la filtración de las conclusiones de la investigación oficial, señalando la autoría de aviones republicanos, pudo ser obra de elementos derechistas del departamento de Exteriores galo, como insinúa Minchom. Pero lo que queda claro es que el gobierno de Blum había preferido hasta ese momento no hacer pública su nota de protesta a las autoridades de Madrid para no dañar la causa de la República española.
La nota de protesta del Gobierno francés, que hoy reproducimos íntegra en traducción de Mercedes Corral, no había sido publicada nunca en España, y deja muy clara la identidad de los aviones atacantes:
29 de diciembre de 1936
El Encargado de Negocios de Francia tiene el honor, por orden de su Gobierno, de llamar la atención del Gobierno español sobre la agresión de la que fue objeto el 8 de diciembre el avión de la Embajada de Francia encargado de asegurar las conexiones con el territorio francés.
Dicho aparato, provisto de las marcas de nacionalidad y números de matriculación reglamentarios de la aviación civil (FA.000), y llevando además la inscripción «Embajada de Francia» , dejó el aeródromo de Barajas el 8 de diciembre a las 12.20 h con destino a Toulouse, después de haber cumplido con todas las formalidades requeridas.
Pilotado por el Sr. Boyer , tomó el rumbo habitual que le mantiene constantemente por encima del territorio que ha permanecido fiel al Gobierno español y lo más lejos posible de las fuerzas insurgentes. En los alrededores de Alcalá se cruzó con un avión que llevaba las bandas rojas características de la aviación gubernamental, el cual pareció haberlo reconocido, por lo que no se preocupó. Hacia Pastrana, un biplano de caza con unas bandas rojas parecidas evolucionó alrededor del avión francés durante el tiempo suficiente para asegurarse de su identidad. El Sr. Boyer continuó su camino sin imaginar la posibilidad de un ataque y pensando solamente que había sido reconocido de nuevo, cuando una salva de balas alcanzó el avión de la Embajada y a cuatro de sus pasajeros. La sangre fría y la presencia de ánimo del piloto permitieron un aterrizaje en unas condiciones especialmente peligrosas y evitaron una catástrofe aún mayor.
El ataque tuvo las graves consecuencias siguientes : a pesar de la ayuda encontrada en las autoridades locales y los auxilios médicos prestados de inmediato, el Sr. Delaprée no sobrevivió a sus heridas, y otro francés, el Sr. Chateau, estuvo durante varios días en un estado muy preocupante. El delegado del Comité Internacional de la Cruz Roja y una joven, embarcados regularmente, resultaron igualmente heridos. En lo que respecta a los daños materiales causados, son importantes. El avión francés quedó completamente inutilizable y su estructura destruida. Los objetos pertenecientes a los pasajeros o bien se han perdido o bien han resultado dañados.
Debido a estas circunstancias, así como al hecho de que el ataque se produjo en una región donde las autoridades gubernamentales ejercen efectivamente su autoridad, el Gobierno francés lamenta tener que formular una protesta formal ante el gobierno español, pedirle que sean sancionados los autores de dicho ataque y rogarle que le haga saber las reparaciones que piensa conceder para las personas que fueron víctimas de él y para las pérdidas materiales consecuentes”.
A pesar de la clara identificación de los aparatos atacantes por el piloto Charles Boyer, Minchom sostiene que el Gobierno francés tenía «razonables sospechas, pero pocas evidencias firmes» para atribuir el ataque a la aviación republicana y apuesta a que “el avión de la Embajada francesa fue atacado por error, quizás por aviones franquistas, quizá por aviones republicanos”. Es decir, vuelve al punto de partida.
La nota de protesta del Gobierno francés deja, sin embargo, una firme evidencia: la del testimonio de un piloto que sobrevuela una nación envuelta en una guerra civil y al que se le supone conocimiento suficiente para identificar sin género de dudas los distintivos de los aviones contendientes. A su vez, la nota ofrece la confirmación de que el Potez-54 era el mismo aparato que venía haciendo los vuelos entre Madrid y Toulouse sin que hubiera tenido percance alguno hasta entonces, desmiente la hipótesis de que no estuviera suficientemente identificado, aun tratándose de un bombardero reconvertido para vuelos civiles.
El periodista André Château, que perdió la pierna a consecuencia de las heridas sufridas en el ataque, consideraba que el delegado de Cruz Roja Internacional era un «testigo incómodo» . El cónsul de Francia en Madrid, Emmanuel Neuville, tampoco tuvo dudas al respecto. Pero lo más importante es que el propio Henny tenía la certeza de que el ataque había tenido como objetivo eliminarlo, lo que indica su convicción sobre su autoría.
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Pedro Corral es autor de los libros «Si me quieres escribir» y «Desertores»
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