PREMIO MARIANO DE CAVIA
Arturo Pérez-Reverte: «El pasado bien digerido, sin rencor, enriquece el presente»
Su artículo «La posada de Dickens», publicado en XLSemanal el año pasado, gana el premio periodístico de ABC que alcanza su edición número 100
![Arturo Pérez-Reverte](https://s2.abcstatics.com/media/cultura/2020/05/28/perez-k9II--1248x698@abc.jpg)
Hace casi treinta años que Arturo Pérez-Reverte publica cada domingo su artículo Patente de Corso . Comenzó en 1991 y desde 1993 no ha faltado ni tan siquiera una semana a la cita con los lectores. El escritor recuerda que cuando comenzó, todavía viajaba como reportero de guerra y que antes de salir dejaba escritos diez o doce artículos para poder cumplir porque desde su puesto de enviado especial no podía escribir este tipo de textos.
«La posada de Dickens» , texto en el que compartía cerveza, confidencias y miradas al Támesis (presente o pasado) con Conrad y el capitán Marlow, ha merecido el premio Mariano de Cavia del centenario. En su página de XLSemanal incluso ha nacido algún libro como el exitoso «Una historia de España» .
La llamada del jurado sorprendió ayer a Pérez-Reverte (Cartagena, 1951) -porque nunca se presenta a premios- trabajando, como hace cada día con disciplina y horario. Que el galardón se le haya concedido por unanimidad de un jurado de directores de periódicos de líneas editoriales tan diversas le llena de orgullo. «Me siento realmente muy honrado y os lo agradezco mucho. Supongo que por generación ya me tocaba a mí (ríe). Pero un premio que viene de compañeros, de periodistas, de gente que pertenece al mundo en el que viví tantísimo tiempo es muy de agradecer».
-Después de dieciocho años, ¿percibe su propia evolución en esa página?
-En algún sentido sí. Yo tenía fe en muchas cosas cuando empecé a escribir estos artículos, de la que ahora carezco o se me ha ido templando. Los primeros eran más esperanzados. Para mí es muy triste mirarlos porque veo cosas que decía hace veinte años, por las que me hice en su momento muchos enemigos, sonaban fuertes y pesimistas, mientras que ahora es más frecuente oírlas y se repiten tanto que ahora prefiero no hablar yo de ellas. Se lo dejo a otros.
-Habla en el texto del pasado, de Londres, de la vida y los libros no con nostalgia. ¿Es más bien desencanto?
-Alguien que tenga mi biografía no puede tener una visión luminosa del mundo, es imposible. Nadie que se haya asomado a ciertos lugares puede ser optimista. Uno proyecta en el presente el pasado que conoce y si además ha leído libros, se completa el contexto. Pienso en Conrad, Joseph Kessel, Chaves Nogales... a ellos no se les puede pedir una visión optimista o luminosa de la vida. Precisamente porque conocen la vida. En mis artículos, supongo, se trasluce también eso.
-Pero no transmite nostalgia.
-Es evidente que no miro hacia atrás con nostalgia, miro hacia atrás y leo hacia atrás para tomar vitaminas, consuelos y alivios respecto a las partes del presente que no me gustan y las partes del futuro que me preocupan. Este artículo está muy bien elegido, sea quien sea quien lo ha elegido.
-No se presenta a premios...
-Nunca, a mí los premios me los dan a traición (ríe). Pero me gusta que eligieran este artículo porque simboliza muy bien que cuando leo y miro hacia atrás, la literatura es compañera del presente. No es lo mismo caminar por Madrid habiendo leído a Galdós que sin haberlo leído, o pasear junto al Támesis habiendo leído a Conrad. Sicilia y Lampedusa, Roma y Virgilio, Tito Livio, Suetonio… Este artículo es importante porque demuestra para mí que las lecturas, el pasado bien digerido, como compañía y no como nostalgia, menos como rencor, le dan al presente una riqueza extraordinaria.
Vida y lecturas
-¿Suman capas invisibles al mundo?
-El lector lleva los libros en la cabeza y en la memoria. Y eso ayuda a encontrar sentido al mundo. Por eso me da tanta pena que alguien no lea. No estoy de acuerdo con obligar a leer, cada uno que haga lo que quiera, pero me da pena aquel que va por el mundo sin haber leído de los lugares que pisa. Ir a París sin Eiffel, a Roma sin saber de Trajano o de Nerón, a EE.UU. sin saber de George Washington o Buffalo Bill, es privarte de lo mejor de la vida, de la comprensión y el enriquecimiento. Por eso celebro tanto que hayan elegido el artículo.
-¿También es algo que sirve al periodismo, el hecho de tener un bagaje lector mejora al periodista?
-La mirada solo se educa de dos maneras, con vida y con lecturas. No hay otra forma. Como reportero, cuando fui a Beirut y la vi arder, estaba viendo Troya. En la guerra de Chipre, ver a los griegos despedirse de sus mujeres me trajo a la cabeza a Héctor. Cuando estoy en los Balcanes pienso en Tintín y en Syldavia. No es un gozo estético. Es una una interpretación y una intensa apropiación de los lugares en los que estás. Y en el artículo está todo eso.
-¿Interpretar el mundo correctamente, así, es el objetivo del periodismo?
-Que me perdone el jurado, pero para mí no es un artículo de un periodista, sino de alguien que, por haber sido periodista y lector, es lo que es ahora. Cuando era reportero de guerra, en aquellos días duros y malos, en Beirut, Sarajevo, donde fuera, el libro que llevaba en la mochila me ayudaba aponer todo en su sitio, a consolarme, a comprender. Si hubiera sido sólo periodista mi vida habría sido incompleta. Fui periodista y lector o lector y periodista… porque yo -le confieso- me hice periodista por culpa de los libros. Yo quería ser lo que los libros contaban y para eso me hice periodista, herramienta útil para serlo, (habla deprisa) espero que esté grabando...
-¿Y ya no se considera periodista...?
-Ya no soy un periodista. Yo era un reportero, una variedad concreta. Y no es que desprecie las otras, pero yo estaba pateando el mundo para mis lectores. Esa vida me dejó un montón de cosas. Cuando me sitúo hoy frente al ordenador para escribir no es el periodista el que está contando, el periodista hace mucho tiempo que se extinguió. El que escribe es el resultado del periodista más el lector, más el novelista. Todo eso.
-¿Se puede ser periodista sin lectura?
-No quiero dar titulares escandalosos, pero el periodista que no es lector rara vez llega a ser un periodista eficaz, y no te digo ya bueno. Sin formación, sin esa biblioteca que te acompaña no puedes ser buen periodista. ¿Qué periodista puede contar bien la guerra de Afganistán sin conocer el paso Khyber y la colonización inglesa, y la historia de los imperios coloniales, de la revuelta en la India y de los cipayos, o sin haber leído «Las lluvias de Ranchipur»? ¡Al menos haber visto la película! Eso permite que el periodista sepa de qué está hablando. El turista tiene la necesidad de conocer los lugares que visita, pero el periodista tiene la obligación de documentarse, de saber de qué está hablando cuando habla de una cosa.
-Alma Guillermoprieto dijo que el periodismo es más necesario que nunca.
-Eso requeriría otra entrevista. Creo que a eso responderé en mi discurso del recepción del premio Mariano de Cavia.
-¿Sabe que Cavia, un republicano, no trabajó en ABC y que Torcuato Luca de Tena puso su nombre al premio por la admiración que le profesaba?
-No lo sabía, qué bonita me parece esa historia.