Arquitectura para después de una pandemia
Lo que aquí nace, con el optimismo que necesitamos, es un debate que esperamos se incorpore a una discusión pública de la que podamos concluir con las mejores recomendaciones para una nueva arquitectura, la Arquitectura Saludable.
La terrible pandemia debida al virus Covid-19 que ha asolado al mundo siendo especialmente virulenta en España, ha dejado una profunda huella en aspectos relevantes de nuestras vidas, e inevitablemente en la arquitectura. No es la primera vez que ésta se acomoda a nuevas necesidades surgidas de desastres, como los Bulevares de Haussmann, en París en 1800 o las British New Towns en 1950, aparecidas con motivo de la reconstrucción de Europa; y donde ambas ya introducen el concepto de salubridad en la arquitectura, entendida, según la OMS, como el estado de bienestar físico, mental y social. Es inevitable que las nuevas formas de trabajo, vida y relación social que se incorporarán a nuestras costumbres, muchas de ellas ya antiguas demandas del hombre contemporáneo, deben tener reflejo en las nuevas propuestas arquitectónicas. Lo que aquí nace, con el optimismo que necesitamos, es un debate que esperamos se incorpore a una discusión pública de la que podamos concluir con las mejores recomendaciones para una nueva arquitectura, la Arquitectura Saludable . Una arquitectura que incorporará las conclusiones más apropiadas para hacernos la vida más segura, higiénica y fácil; en definitiva, saludable.
Los modelos de vida que hasta ahora hemos llevado, sobre todo en las grandes ciudades, están en crisis . Aunque su cambio viene ya siendo demandado hace tiempo, situaciones como la vivida han demostrado ser un modelo ineficaz y poco salubre. Se ha puesto de manifiesto la necesidad de conciliar la convivencia familiar con el trabajo en casa, que añadido a los problemas derivados de la alta densidad en el trabajo, resulta evidente que son modelos obsoletos, lejanos a las consideraciones de una arquitectura saludable, que hacen por tanto necesario plantear un nuevo modelo de hábitat.
Tanto en los espacios públicos como en los privados, en los lugares de trabajo o en las viviendas, los accesos, comunicaciones verticales, aseos y espacios comunes de cualquier edificio, cobrarán una especial importancia en su papel para el control, la higiene y el distanciamiento social, donde tendremos que incorporar aspectos que nos acerquen al concepto « Contact Less Buildings ». Espacios más holgados, que se desarrollen en entornos agradables, limpios y saludables y donde cultivar el movimiento frente a la vida sedentaria. Todo ello en la búsqueda de un hábitat que permitan cuidar nuestra salud, tanto física como mental, tan olvidadas como necesarias.
Pero quizás, en la vivienda, se ha puesto a prueba nuestra resistencia física y salud mental , la continuada convivencia familiar, la simultaneidad con las rutinas de trabajo, el ejercicio físico o los hábitos propios de la vida familiar, en espacios normalmente reducidos, poco saludables y limitados, hace inevitable plantearnos nuevos conceptos, especialmente en la vivienda social. Nuevas necesidades se incorporarán, como dotar a las viviendas de un espacio de trabajo compatible con la vida familiar; poder aislarse en caso de enfermedad; espacios exteriores donde poder relajarse; además de condiciones como la higiene, salubridad, aislamiento, comunicaciones eficientes, control lumínico y solar. Concibiendo viviendas mayores, flexibles, higiénicas y resilientes.
Es evidente que estos argumentos afectan a planteamientos que aquí no se han mencionado, y no por ello son menos importantes, como su coste, rentabilidad , sostenibilidad, su incorporación al Patrimonio Cultural o los distintos modelos de urbanismo que se puedan cuestionar, como la controversia entre la ciudad concentrada frente a la dispersa; todas ellas cuestiones que habrá que analizar, estudiar debatir y consensuar.
Fernando Espinosa de los Monteros es Arquitecto y Presidente de la Asociación Española del Patrimonio Arquitectónico del Siglo 20