Martín I «el humano». La debilidad de carácter de Martín I y las desgracias familiares que acompañaron su reinado en Aragón (1396-1410) fueron la causa principal del mote con el que pasaría a la historia: Martín I «el humano». A pesar de ser Rey por la Gracia de Dios, el pueblo acabó conociéndole así, por sus humanas limitaciones. Era un Monarca irresoluto, aunque culto e inteligente, que acabó viendo el enfrentamiento entre viejos linajes como los Luna y los Gurrea y el fracaso de muchas de sus empresas. Y la que más fracasó fue la sucesión: aunque había enviudado de María de Luna en 1406, y vuelto a casar con Margarita de Prades en 1409 por la insistencia de sus consejeros, no pudo concebir un heredero antes de su muerte el 31 de mayo de 1410. Le sucedió una cierta discordia..
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Pedro IV «el ceremonioso». Pasó a la historia como un hombre cultivado en las letras, alquimia y astrología. Es uno de los mejores trovadores de su tiempo. Pero de tanto escribir, además de poemas, ordenanzas, acabó con el mote de marras. Ceremonioso le acabaron llamando tras escribir ordenaciones para la conservación y arreglo de su real archivo, la ordenanza de Perpiñan el 15 de diciembre de 1350 (para que en adelante se datase por los días del mes y años de la Natividad), las leyes y ordenanzas de la caballería de mossen San Jordi, y las de la casa real apostilladas de puño propio en que fijo de modo tan meticuloso la etiqueta, los destinos, los deberes de todos los oficios, del mayordomo al aguador de cocina, las atribuciones y demas detalles de su corte en días ordinarios o festivos (incluido el ceremonial de la coronación), que acabó como acabó: con el mote. Pero también se le llamó «Pere del punyalet», o Pedro el del puñal, porque según se cuenta quiso romper por su propia mano uno de los privilegios de la unión, y al rasgar el pergamino con el puñal se hirio en una mano. Y dijo: «¡Un privilegio que tanta sangre ha costado, no se debe romper sino derramando sangre!».
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Bermudo II «el gotoso». Monarca leonés que comenzó a reinar 981 y murió, de gota, en septiembre de 999. Lo cierto es que debemos la memoria de este mote, y una descripción bastante cruel sobre él, al obispo Pelayo, que le guardaba un enorme rencor, y sustituyó en sus crónicas los elogios de otros autores. Se pasó toda la vida luchando y cabalgando. Tuvo que ponerse bajo la protección del Califato de Córdoba, por las rebeliones internas. Así que hubo de seguir a caballo, dando mandobles junto a sus huestes, toma y daca con Almanzor. Y de vez en cuando, con la pierna en alto, debido a la gota que iba a llevárselo por delante..
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Ramón Berenguer «Cabeza de Estopa». Una melena espesa y rubia le valió el mote al hijo de Ramón Berenguer I y mellizo de Berenguer Ramón. Todo un lío de familia que se objetivó al morir el padre y dejar repartido en mando entre los dos. En realidad no fue rey. Pero sí fue una figura de la época: se impuso como Conde de Barcelona, Gerona, Osona y Carcasona, además de Rasez, y acabó levantando las suspicacias y las iras de su hermano y de sus seguidores.Luchó contra el Cid en la batalla de Almenar en el verano de 1082 y perdió, y fue prisionero. Aunque no se sabe cuánto, debió de pagar un gran rescate para volver a casa. Pocos años antes el Cid había pasado por Barcelona ofreciendo sus servicios, que fueron rechazados. Vueltas que da la vida.Murió asesinado y desde entonces su hermano, Berenguer Ramón II, fue conocido como el Fratricida.
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Juana la Loca. Si fue el amor, o fueron los celos hacia Felipe el Hermoso, si aquello causó una enfermedad mental e impredecibilidad, incómoda para la corte y sus políticas, nunca acabaremos de saberlo. Lo cierto es que fue reina desde 1504 y dejó de ejercer el poder tan rápido que en 1506 fue apartada y desde entonces solo puede decirse que sirvió en bandeja a su padre, Fernando el Católico, la legitimidad que necesitaba para su nieto, hijo de Juana, que se convertiría en Carlos I. Por ello el Rey Católico ordenó su encierro en 1509, y su hijo lo mantuvo. Triste hubo de ser. Poco quedó, ningúna carta, para dar testimonio de los largos años encerrada, como la princesa de un cuento triste de hadas, en una torre, en Tordesillas. Así estuvo 46 años hasta su muerte en 1555 y sufrió el exceso de celo y hasta el sadismo en el trato de sus "carceleros"..
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Enrique IV «el impotente». Hermano de Isabel la Católica, lo cierto es que se granjeó el mote entre sus adversario por la dejación continuada de sus obligaciones conyugales. Con su primera esposa, Blanca de Navarra, llegó incluso a declararse la nulidad del matrimonio, después de los tres años que exigía la iglesia, en los que Enrique fue incapaz de consumar. Sin embargo, en el proceso algunas prostitutas de Segovia declararon haber mantenido relaciones, por lo que se pensó en un hechizo como causa. Con su segunda esposa, Juana de Portugal, tuvo una hija, Juana la Beltraneja, de la que se llegó a decir que no era suya debido a su impotencia. Para deslegitimar al Rey se decía que era hija de Beltrán de la Cueva, nuevo favorito de la corte cuando Enrique perdió el apoyo de importantes familias, como los Pacheco. Gregorio Marañón, insigne médico y humanista, escribió un tratado sobre la dolencia de Enrique el Impotente. A su muerte, le sucedió Isabel la Católica.
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Fruela II «el leproso». Después de haber reinado en Asturias desde 910 a 924 y ante la muerte de su hermano Ordoño II, Rey de León, Fruela II se coronó Rey de León a pesar de que su hermano dejaba como descendientes tres infantes. Pero murió en agosto de 925. Según el obispo Sampiro «No alcanzó ninguna victoria ni combatió a ningún enemigo, salvo a los hijos de Olmundo, a los que, según dicen, mandó matar siendo inocentes. También se dice que por castigo divino perdió pronto el reino, pues tras la muerte de los hermanos desterró, también sin culpa, al obispo Fruminio. Y así abreviado el tiempo de su reinado vino a morir enseguida por enfermedad, habiendo ocupado el trono un año y dos meses.» La lepra se llevó a este Monarca que, además, había casado en segundas nupcias con Urraca, que era hija de Abdallah Ibn Muhammad, valí de Tudela del linaje de los Banu Qasi. Una prueba más del gran mestizaje del que venimos. Recibió sepultura en la Catedral de León junto a su hermano, Ordoño II..
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Juan I «el Póstumo». Rey de Francia y de Navarra, nació como hijo póstumo de Luis X de Francia la noche del 14 al 15 de noviembre de 1316. Vivió y reinó tan solo cinco días. Le sucedió su tío, Regente en tonces y conde de Poitiers, Felipe V de Francia. Tras la muerte del niño Juan I se sucedieron diversas leyendas novelescas, sobre las que destaca que fue cambiado por su ama de cría y que sobrevivió y fue criado en la Provenza mientras creía que era el hijo de una nodriza..
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Jaime III «el Temerario». Rey de Mallorca designado a los 9 años por su tío Sancho que moría sin descendencia. Cuando en 1335 es coronado, el reino se encuentra arruinado y se sumeron do epidemias en 1331 y 1333. Fue a la guerra con el Rey de Aragón a Génova, algo que empeoró la situación. En mayo de 1341, Pedro el Ceremonioso conquista Mallorca, en 1345 el Rosellón y la Cerdaña. El Temerario difícilmente podría escapar a su destino, ni a su mote. Aunque después de algunas tribulaciones desembarcó en Mallorca para intentar recuperar el reino, fue derrotado y muerto en la batalla de Llucmajor (25 de octubre de 1349). En 1905 los restos del rey fueron devueltos a la isla de Mallorca por la intervención personal de Alfonso XIII..
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«Llora como mujer lo que no supiste defender como hombre» canta la historia que dijo a Boabdil su madre, la sultana Aixa, al abandonar Granada. Y si ha pasado a la historia llorando, lógico es que popularmente se le conociera como «Al-Zugabi, el Desdichado». Fue, pues, el último rey nazarí de Granada, nacido en la Alhambra en 1459, conocido como Muhámmad XII. Había destronado a su propio padre, Muley Hacén y mantuvo la disputa con él y con su tío. Su nombre se pronunciaba Bu Abdal-lah o Bu Abdil-lah, y de ahí el nombre castellano Boabdil, a quien se añadió el epíteto de "el Chico" para distinguirlo de su tío Abu 'Abd Allāh "el Viejo". Era rubio, de ojos y tez clara, elegante y bravo, tanto en la batalla como ante las innumerables desdichas que hubo de pasar. Murió en Fez en 1533..