Música y danza

Antonio Canales: «El Teatro Pavón cerrado olía a cementerio»

Madrid recupera un enclave histórico para las artes escénicas que inauguró el rey Alfonso XIII en 1925

El bailaor Antonio Canales dirigiéndose al público ABC

Luis Ybarra Ramírez

El silencio dura media hora, lo que tarda Antonio Canales en concentrarse. Lo que necesita en las bambalinas: quietud. Va a salir a bailar. A cortar la cinta que indica la partida y que recuerda, como si lo llevase escrito en el lomo, que las décadas buenas de este teatro son los 20. Ahí fue cuando los monarcas Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenberg lo inauguraron, hace casi un siglo. Tras la pandemia, con un proyecto renovado, vuelve a quitarse su efluvio pestilente. ¿A qué huele un teatro cerrado? , le preguntamos al de Triana, que no duda: «A cementerio». Si la felicidad es un proceso, estas butacas aspiran a vivir un momento álgido. La primera edición del Festival Flamenco Pavón le ha devuelto su naturaleza . Un teatro, como escribió Lorca, es «una escuela de llanto y de risa y una tribuna libre donde los hombres pueden poner en evidencia morales viejas o equívocas y explicar con ejemplos vivos normas eternas del corazón y del sentimiento del hombre». Cerrarlo es cercenar la experiencia. Abrirlo, materializar una conquista.

Unos abandolaos de Antonio Canales han clavado al fin la bandera en la casilla de inicio, «lo que para mí supone un orgullo absoluto. Cuando me llamaron para decirme que sería yo el encargado de reanudar la actividad, me quedé helado. Qué respeto impone hacer esto en el corazón del Madrid flamenco, mi segunda casa. Supe que iba a hacerlo apostando por la juventud con la obra 'La guitarra canta' , donde me acompaña el presente y futuro de este arte».

La historia, que siempre está de vueltas, ha hecho de nuevo parada en este escenario donde Manuel Torre, el hombre que inspiró algunos de los versos del 'Romancero gitano', entregó la Segunda Llave de Oro al cante a Manuel Vallejo, una de las máximas figuras de la Ópera Flamenca, en 1926. Aquí triunfó Manolo Caracol y Lola Flores . Miguel de Molina fue sacado a palos «por rojo y maricón», según dictan las crónicas de la época. Enrique Morente se partió sobre estas tablas el pecho, como antes lo hiciera La Niña de los Peines y después su hija, Estrella Morente. Los ecos de unos y otros pululan por un imaginario colectivo que se redacta a trazos: cuando fue cine, cuando cantó aquel, cuando actúo el otro. Y los trazos, por suerte, no se rompen. Están de continua rotación, como un torbellino de pavesas. La hazaña de Canales ha sido la de recogerlas al vuelo. Reiniciarlo todo. Proclamar por abandolaos, soleá y bulerías al toque de David de Arahal, la joven promesa de la guitarra , que la cultura, desde esta semana, ha ganado una almenara desde la que prever el horizonte. Un lugar donde jugar con ella, donde aprender, como Lorca, a reír y a llorar con la evidencia en tela de juicio. «Yo he visto crecer a Joselito Maya como bailaor en este teatro y espero ver muchos más grandes acontecimientos», ha apuntado.

Luz tras los problemas económicos

El penúltimo uso de este espacio se lo dio la compañía Kamikaze Producciones, de Miguel del Arco, que lo renombró como Teatro Pavón Kaminaze y consiguió en 2017 el Premio Nacional de Teatro. Las dificultades económicas , sin embargo, lo llevaron al cierre permanente a principios de este año. Como un Guadiana de música y emoción, comienza ahora una nueva andadura conducida por las empresas Teatro Pavón SL y Vértigo 360. Empresas que encabezan, respectivamente, José Maya, actor, director y productor , y Gonzalo Suárez, director y distribuidor de espectáculos . «Tenemos la misión, en nuestros cuatro primeros meses de programación, de hacer que la gente vuelva al teatro. Lo haremos con flamenco, comedia musical, ciclos de autores clásicos y contemporáneos, conciertos, lecturas dramatizadas… Queremos un teatro comprometido, que haga pensar un poco, no demasiado, eh, y que esté vinculado con la juventud, en continuo diálogo», ha explicado el primero de ellos, quien desde el año 1981 trabaja por la recuperación de los autores clásicos.

El público vuelve al Pavón Teatro Pavón

Durante las próximas semanas, se sucederán en el Pavón las escenas que estos meses no le han sido permitidas al espectador. Mayte Martín clausura el domingo 19 de septiembre el ciclo flamenco , pero dará pie a todo lo demás. El musical 'Capullas?' se colará lleno de comicidad en un casting femenino por noviembre. El violinista Aaron Lee presentará más tarde 'Yo soy el que soy'. Y el enclave, además, será una de las sedes del Festival de Jazz de Madrid, que acoge, entre otros, a Scott Eastwood. El hijo del mítico actor Clint Eastwood se abre paso como saxofonista.

En 1924, una mujer (de nombre, Francisca Pavón) encargó al arquitecto Anagastasi diseñar este edificio, que se levantó en los años siguientes dentro del estilo art déco, dominante en la época. El planeta ha girado más de 35.000 veces desde entonces. Los telones se han manchado y cambiado. Aquí se ha abucheado y reñido. Se ha disfrutado. Los carteles han escrito una mueca de goce en la hemeroteca. Han pasado noches y madrugadas, domingos de periódicos con críticas feroces, lunes de paso, jueves de entrega. También ha reinado el elogio y el espanto. La guerra se ha esquivado aquí, donde algunos encontraron la ruina . Se han disfrazado los problemas con careta de bufón y hallado los sentimientos más complejos. El teatro es la vida real encajonada de perfil. Lo imposible, que ahora regresa a hombros de la historia para devolver el tiempo perdido al público.

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