Ángel Antonio Herrera - Ladrón de fuego
Penélope, planetaria de aquí
Todavía queda por ahí parroquia a la que le dan un disgusto si Penélope Cruz gana otro premio. Pero ella sigue firme y fija a lo suyo, insomne en su afán, porque persigue el padecimiento de la interpretación como un desafío íntimo. Fue siempre así, y puedo avalarlo porque la frecuenté cuando apenas se iniciaba en el oficio, bajo unas gracias efervescentes, y únicas, que ella ha ido reafinando, entre la intuición sensible y el fervor laborioso. Cuando yo la frecuentaba, antañazo, venía siempre reatareada de carpetas, guiones, apuntes y más artesanías del bachillerato de sí misma, que era más o menos lo que estudiaba. Era como citarse con tres estudiantes en una. Yo le sacaba siempre el tema de sus urgencias extremas, y ella siempre me salía con lo mismo: «Pues igual sí. Parece que voy a apagar un incendio». Esa cría de virtuosismos acaba de ganar, a los cuarenta y siete años, la Copa Volpi, en Venecia, por su papel de Janis, una madre adolorida y pensante, en la película última de Almodóvar, ‘Madres paralelas’. Cuesta recaer en el tópico de que lo merece, pero hay que recaer, porque es verdad, y verdad clamorosa. Penélope no ha hecho carrera sino carrerón, y no ha parado de dar disgustos, porque premios reúne muchos, y sonorísimos, del Bafta al Oscar. Es lo de menos, aunque no tanto. Trueba dijo que no es buena, sino buenísima. Y Woody Allen no dice nada, pero la puso al lado de Scarlett Johanson. Ella siempre recuerda, en público, a quienes la han visto lúcidamente, desde Trueba a Almodóvar, y aúpa en la memoria a sus padres, que yo sé vértebras de su fortaleza. Con Almodóvar, en concreto, sostiene un matrimonio fértil de dramas, que viene de casi veinticinco años atrás, cuando Penélope asomó en ‘Carne trémula’. Se vienen amando con la longevidad del odio. Salió de Alcobendas, y prosperó hasta plantarse junto a Sofía Loren para recibir un Oscar. Madruga con la disciplina de un legionario y trabaja los papeles sin descuidar la lujuria incalculable de la intuición. Aún parece a veces que va a apagar un incendio. Celebrémosla como lo que es: planetaria de aquí.