La Acrópolis, lista para recibir de nuevo a los turistas
El monumento, que cuenta con un ascensor, estrena pavimento, lo que ha provocado una encendida polémica
Desde el 22 de marzo todos los sitios arqueológicos griegos están abiertos . Poco a poco van llegando los visitantes. No se permiten aún los viajes entre provincias y los turistas extranjeros llegan con cuentagotas. En la Acrópolis todo está preparado: las entradas se pueden reservar por internet y el nuevo ascensor , una donación de la Fundación Onassis junto con la nueva iluminación nocturna, ya funciona. Ahora, quien tenga dificultades de movilidad podrá entrar con una entrada especial situada en los tornos de la salida, llegando por un camino bien asfaltado al nuevo ascensor. En él caben dos sillas de ruedas al mismo tiempo y de esta forma, subiendo la ladera, llegará directamente a la altura del Erecteion . Por el nuevo recorrido de hormigón podrá admirar este edificio y gran parte del templo de Partenón por su lado oeste, llegando fácilmente hasta los Propileos .
El nuevo recorrido , diseñado por el arquitecto, profesor de la Universidad Politécnica de Atenas y gran especialista del conjunto monumental Manolis Korrés, es espectacular: los visitantes pueden concentrarse en los edificios y no andar mirándose los pies, como hasta hace pocos meses, ya que el suelo era irregular, al estar el pavimento muy desgastado . Los planos del actual recorrido siguieron los del anterior, diseñado, realizado y supervisado por el legendario arquitecto y arqueólogo Yanis Travlós. Los vigilantes dicen que siempre estaban pendientes de los visitantes, que se caían con gran frecuencia. "Ahora todo el mundo pasea con facilidad y no tenemos caídas", afirma Yorgos, que está deseando que lleguen más visitantes. « A diario vemos a menos de doscientas personas , pero el fin de semana vienen familias y, si todo va bien, podrán venir pronto de otras provincias. Y a partir de mayo esperamos ya a muchos turistas ».
Lejos quedan los días de verano en los que se superaban los 12.000 visitantes, siendo agosto el mes con más visitas. El récord de entradas se registró un día de agosto de 2019, cuando se alcanzaron las 18.000 visitas. Pero desde el comienzo de la pandemia todo se paralizó con el cierre al público. Se aprovechó entonces para adelantar las obras y reformas programadas. La Acrópolis volvió a abrirse a los visitantes en mayo del año pasado y se cerró en noviembre, hasta que ha vuelto a reabrir ahora. Pero las estadísticas no mienten: el año pasado tanto en sitios arqueológicos como en museos hubo aproximadamente un 80% menos de visitantes , una catástrofe para las arcas del Ministerio y también para los guías profesionales.
El cemento de la discordia
El nuevo recorrido es de un hormigón especial de arena, grava y cemento que poco a poco irá tomando el mismo color que los monumentos y, lo más importante, es reversible y se podrá retirar en caso de necesitarse. Korrés, que es el presidente del Comité de Restauración de Monumentos de la Acrópolis, ha tenido que defender su elección, que fue aprobada por unanimidad por el Consejo Arqueológico , aunque respeta los desacuerdos estéticos. Afirma que «los nuevos pavimentos reemplazan los anteriores, con la misma composición y tonalidades similares». Este recorrido era necesario para conectar el centro del conjunto arquitectónico con el nuevo ascensor, parte un plan integral que mejorará las condiciones de visualización de los monumentos. Pocos conocen como él que en la época clásica, la gran mayoría de las superficies de la Acrópolis estaban recubiertas de capas absolutamente planas formadas por grava, arcilla y cal.
Las brutales críticas contra «el cemento que ahoga la Acrópolis» , vertidas en los últimos meses, llegaron de personas relacionadas con la izquierda, apoyadas por los miembros más populistas del partido radical Syriza. Son muchas las voces que solicitan de forma constante la dimisión de la ministra de Cultura, Lina Mendoni . Los ataques y las críticas frecuentemente provienen de personas que desconocen la labor de restauración efectuada a partir de los años setenta. Y de personas que no han caminado a la sombra de estos templos desde hace mucho tiempo, ni han visto la situación de deterioro del pavimento debido a los numerosos visitantes.