La guerra interna en los Nobel revela por qué nunca ha ganado un Papa católico
Un libro detalla, entre otras muchas confidencias, que la oposición del obispo luterano Gunnar Staalsett ha evitado que el Premio de la Paz sea entregado a un Sumo Pontífice católico
En medio de la habitual incertidumbre que envuelve la semana previa al anuncio de los premiados, un libro siembra la discordia al relatar los tejes y manejes relacionados con los personajes más polémicos que han recibido el Nobel de la Paz en las últimas décadas. A solo cinco meses del anuncio del ganador, se está intensificando una disputa entre los cinco miembros del comité selector y Geir Lundestad , ex director del Instituto Noruego Nobel , al que acusan de violar el código de silencio que se comprometieron a respetar. El libro detalla, entre otras muchas confidencias, la causa de que un Papa católico nunca haya ganado el Premio de la Paz, debido a la oposición del obispo luterano Gunnar Staalsett.
Lundestad, el miembro de mayor jerarquía del Instituto durante 25 años, relata en su libro « La paz del secretario » la lucha interior entre su compromiso de no revelar secretos y sus «deberes como profesor de historia». Precisamente porque venció lo segundo, el actual director del comité, Kaci Kullman Five , acusa a Lundestad de cometer una « clara violación de su compromiso hacia los miembros del comité y los líderes que discutieron el Premio Nobel de la Paz con él en forma confidencial», según declaró a la Associated Press hace unos días.
En su libro, Lundestad se muestra particularmente duro con Thorbjorn Jagland, el expresidente de Noruega que perdió la dirección del comité el año pasado durante una reestructuración. El actual secretario general del Consejo de Europa es descrito como una persona «desorganizada» con «sorpresivos agujeros en sus conocimientos», que daba frecuentemente pistas sobre los ganadores a periodistas y le encomendó a Lundestad que escribiese sus discursos para la ceremonia de entrega de los premios. Asimismo, Jagland respondió a las acusaciones a través de artículos periodísticos que esas dos últimas afirmaciones son mentiras «asombrosas» y «difamadoras» .
La polémica, en cualquier caso, reaviva un viejo debate acerca de cómo se deben elegir los miembros del comité selector . Los estatutos del premio estipulan que el comité debe estar integrado exclusivamente por noruegos, elegidos por los legisladores, y reflejar el equilibrio de fuerzas del parlamento.
El libro de Lundestad, que ha sido acusado por muchos noruegos de querer como único objetivo desprestigiar el premio, contiene las opiniones de algunos miembros del comité sobre ciertos candidatos polémicos. Dice que Inger-Marie Ytterhorn , por ejemplo, sufrió mucho con la selección de Al Gore en el 2011 por su campaña a favor del medio ambiente; que Hans Blix , inspector encargado de buscar armas de destrucción masiva en Irak, pudo haber sido elegido en el 2005 de no haber privado el temor a molestar a Estados Unidos, y que los miembros del comité, con el obispo luterano Gunnar Staalsett a la cabeza, no quieren darle el premio a un Papa católico bajo ningún concepto.
Lundestad también revela que el comité lo pensó mucho antes de darle el premio al disidente chino Liu Xiaobo en el 2010. Se hicieron asesorar por expertos internacionales que dijeron que, si se premiaba a Liu, podría aumentar la represión en China. Lo cual se sumó a las amenazas de un diplomático chino que advirtió al comité que de ser elegido Liu, sería tomado como un acto hostil ; así como unos funcionarios noruegos expresaron preocupación en torno a las relaciones con los chinos, entre ellos el ministro de relaciones exteriores Jonas Gahr Stoere . Finalmente, el premio entregado a Liu enfureció a los chinos y produjo una congelación de las relaciones diplomáticas con Noruega, además de una merma en las importaciones de productos noruegos como el salmón.
El entuerto, no en vano, ha hecho pasar a un segundo plano la selección del ganador de este año, que se especula podrían ser la canciller alemana Angela Merkel por aceptar refugiados sirios o el secretario de Estado estadounidense John Kerry y su colega iraní Javad Zarif por el acuerdo nuclear que negociaron. Y como viene siendo habitual en los últimos años, también se especula con la posibilidad de dárselo esta vez sí al Papa Francisco o activistas por la libertad de expresión en Rusia. El primer premio Nobel de este año, el del medicina, será anunciado el lunes.