Segunda Guerra Mundial

¿Por qué los aliados perdonaron las reparaciones de guerra a la Alemania nazi?

En 1953, EE.UU., Gran Bretaña y Francia rebajaron las deudas de los germanos para tener un aliado con el que combatir a la U.R.S.S.

¿Por qué los aliados perdonaron las reparaciones de guerra a la Alemania nazi? ARCHIVO ABC

MANUEL P. VILLATORO

«Nosotros, los abajo firmantes, en nombre del Alto Mando alemán, entregamos por el presente instrumento, sin condiciones, a todas las fuerzas terrestres, navales y aéreas que hasta el presente estaban bajo el control alemán». Así es como comenzaba la capitulación del ya inexistente Tercer Reich que, fechada el 7 de mayo de 1945, daba por terminada la Segunda Guerra Mundial. Al menos en lo que a grandes batallas a fusil y a carro de combate se refiere, pues, en los años posteriores, los aliados impusieron unas gigantescas reparaciones de guerra al país germano que provocaron que la contienda se siguiera viviendo en el ámbito económico.

Los siguientes años fueron de una dureza extrema para Alemania en materia fiscal, pues la deuda que cargaba sobre sus hombros era casi imposible de pagar. Sin embargo, todo cambió en 1953, año en que (durante los denominados « Acuerdos de Londres ») Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia cambiaron el rumbo de su política y condonaron al país germano una parte considerable de todo aquel dinero. ¿Cuál fue la razón? Simplemente, buscaban contar con un país que les ayudara a combatir el comunismo de la creciente U.R.S.S. e hiciera de «retén» ante su expansión.

La solución, sin embargo, no parece haber agradado a posteriori a países como Grecia. Al menos, así lo demuestra el que, desde el Parlamento y el Tribunal de Cuentas del país, hayan exigido a Alemania la devolución de nada menos que 278.700 millones de euros . Todo ello, en compensación por los daños causados por los nazis en la Segunda Guerra Mundial y el préstamo que la región se vio obligada a dar los hombres del «Führer» en plena contienda. Una cantidad, por cierto, que la Canciller alemana Ángela Merkel afirma que dificilmente será restituida.

¿Cuánto debe Alemania por el nazismo?

Para hallar el origen de este alboroto económico es necesario retroceder en el tiempo hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Después de que Adolf Hitler se disparara a bocajarro en la cabeza y después de que Alemania capitulara ante los aliados sin condiciones. Por entonces se había evaporado la antigua gloria germana de la que el «Führer» presumía años atrás y en el Reich solo quedaba muerte, desesperación y escasez de dinero.

«Tras la Segunda Guerra Mundial, y a nivel económico, Alemania quedó arruinada. Sólo se salvó desde el punto de vista industrial ya que, a pesar de las continuas campañas de bombardeo aliadas, se habían deslocalizado mucho las fábricas», explica, en declaraciones a ABC, Jose Antonio Parejo Fernández , profesor de Historia del Pensamiento Político y Social en la Universidad de Sevilla.

La situación no mejoró cuando los aliados pusieron en práctica los dictámenes que habían acordado en la Conferencia de Yalta , una reunión mantenida en febrero de 1945 por Churchill, Roosevelt y Stalin en la que empezaron a cobrar forma las medidas que se tomarían en Alemania una vez que fuese derrotada. Fue precisamente aquí donde comenzó a hablarse de las reparaciones de guerra.

Churchill, Roosevelt y Stalin en la Conferencia de Yalta

«Éste término hace referencia a los pagos que se exigirían a los alemanes por la destrucción que habían causado en Europa. El objetivo era que las pagara el perdedor de forma similar a lo que había sucedido en la Primera Guerra Mundial , cuando también se llenó de deudas a Alemania», determina Parejo Fernández.

En principio, las reparaciones de guerra se cifraron en una cantidad de dinero increíblemente alta. Así quedó patente en el documento elaborado por los aliados en el cual se informaba de las medidas que se tomarían sobre la región: «La Comisión de Reparaciones de Moscú tomará como base de discusión en sus estudios iniciales la proposición del gobierno Soviético, según la cual la suma total de las reparaciones será de 20.000 millones de dólares, y que el 50% de esta suma será para la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas».

Esta cantidad se hizo oficial en reuniones posteriores, donde también se estableció que el dinero lo recibirían prioritariamente las naciones que hubiesen contribuido directamente a la derrota sobre el enemigo.

Pero los aliados no se quedaron contentos con esta cifra, sino que establecieron que se cobrarían más reparaciones de guerra en «especies». Para ello, en primer lugar se trasladarían multitud de fábricas, maquinaria pesada y material industrial alemán a los países aliados. En principio, con la excusa de que la región viese limitada su capacidad militar pero, realmente, con el objetivo de aumentar el potencial económico aliado.

Tras la guerra, Alemania quedó destrozada por los bombardeos

«También se entregarán cantidades anuales de mercancías de producción corriente durante un periodo aún no fijado y se utilizará para todo ello mano de obra alemana», explica la resolución de la conferencia de Yalta -traducida por la « Pontificia Universidad Católica de Valparaíso »-.

A su vez, se devolvió la soberanía a una buena cantidad de territorios dominados por los alemanes (cosa que aprovecharían posteriormente los soviéticos para atraer a una gran cantidad de ellos hacia la órbita comunista) y se le arrebataron a Alemania una parte de sus regiones. «A nivel territorial, los alemanes perdieron lugares de gran importancia histórica como la Prusia Oriental, la zona desde la que se inició la reunificación alemana en el SXIX. Haciendo un símil, es como si a los españoles nos hubieran quitado una porción de territorio que fuera desde los Pirineos a Valladolid», completa el profesor universitario.

Con todo, y según determina Parejo Fernández, no fue lo peor que les pudo pasar: «Si la organización de la Alemania de la postguerra hubiera dependido de los franceses, los germanos hubieran vuelto a la Edad Media. Francia quería transformar a Alemania en un país únicamente agrario y absolutamente controlado». No era para menos, pues era la segunda vez en poco menos de un siglo que los galos habían sido arrasados por los alemanes, y buscaban venganza. Sin embargo, parece que se conformaron con las reparaciones de guerra y con que, cuando se dividió Alemania, una de las cuatro zonas que se crearon fuera para ellos (las otras tres irían a parar a Estados Unidos, Gran Bretaña y la U.R.S.S.).

La «Guerra fría», nace un nuevo enemigo

Años después, en 1953, las duras condiciones que se establecieron estaban terminando con la hacienda de Alemania, un país endeudado hasta los topes y que difícilmente podría recuperarse a nivel económico si tenía que continuar pagando aquella ingente cantidad de dinero. De poco había servido a nivel económico que los aliados crearan la República Federal Alemana uniendo tres de las cuatro regiones en las que había sido dividido el país tras la capitulación nazi.

Y es que, y según afirma la politóloga Paula Suárez Buitrón en su libro «Deuda externa. Juego de intereses», el monto total que debía el país era de 52.300 millones de marcos (13,500 millones por deudas anteriores a la contienda, 16.200 por deudas de postguerra y 22,600 millones de intereses).

«La generosidad de Estados Unidos todavía no ha sido agradecida»

Esa deuda alemana no hubiera sido un problema para los aliados si no hubiese comenzado la «Guerra Fría» contra los soviéticos, una contienda que se inició «de facto» con la expansión de Stalin a través de Europa. «En principio se crearon multitud de gobiernos de concentración nacional, pero como los que tenían el poder y las armas eran los soviéticos, acabaron por anexionarse multitud de territorios antiguamente dominados por los nazis. El objetivo de la U.R.S.S. era ampliar el imperio de los zares y crear un imperio soviético como el que había caído tras la Primera Guerra Mundial», añade el historiador español a ABC.

Con la bestia comunista acechando, los aliados sabían que era mucho más beneficioso contar con la ayuda de una región fuerte a nivel económico. Por ello, se reunieron y tomaron una decisión drástica. «En los tratados de Londres de 1953, los capitalistas perdonaron una buena parte de la deuda a Alemania para poder contar con un estado que hiciera de “tapón” frente al nuevo enemigo: la Unión Soviética. Buscaban potenciar el país para que se convirtiera en un aliado que “cortara” la expansión de la U.R.S.S., la cual estaba atrayendo a multitud de países bajo su órbita (algunos como Polonia, Checoslovaquia, Rumanía o Hungría)», explica Parejo Fernández.

Firma de los Acuerdos de Londres en 1953

Por otro lado, los tres principales acreedores (EE.UU, Gran Bretaña y Francia) convencieron a otra veintena de regiones para que «perdonaran» a Alemania una parte de la cantidad total que les debía por la Primera y la Segunda Guerra Mundial y, a su vez, por las ayudas posteriores enviadas al país. Entre ellos se encontraba Grecia.

De esta forma, la Casa Blanca redujo las deudas que Alemania tenía con su país en un 62% y Reino Unido y Gran Bretaña en un 25% cada una. Todo ello se sumó a otra serie de medidas económicas (como las que hicieron que más de 2.500 millones de marcos fueran exonerados de intereses) que dieron como resultado una reducción total de la deuda del 62,6%.

Estados Unidos, la otra cara de la moneda

Fuera como fuese, hoy es Grecia la que solicita unas reparaciones de guerra con 72 años de antigüedad que Alemania no parece querer abonar. Este es un hecho que llama la atención soberanamente a Parejo Fernández, quien cree que otros países perdieron mucho más a nivel económico en la contienda y cuya ayuda, a día de hoy, ha sido olvidada. El principal sería Estados Unidos, una región que, tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial, invirtió una ingente cantidad de dinero en reconstruir Europa.

«Cuando acabó la Guerra, la situación de Europa era terrible. Por ello, desde Estados Unidos se pusieron en marcha varias campañas para enviar alimentos y objetos de primera necesidad a aquellos países que más lo necesitaran. De ellas, la que más destacó fue el Plan Marshall, una inversión de 22.000 millones de dólares que –al cambio- vendrían a ser unos 220.000 millones de dólares actuales. Alemania se benefició también de ese dinero», determina Parejo Fernández.

Del mismo modo, el experto afirma que regiones como la U.R.S.S. se negaron a devolver a Estados Unidos el dinero por el material que el país les había enviado para combatir a los nazis. Una ayuda considerable que no fue tenida en cuenta.

«Movilizar, como hicieron, medio millón de camiones cargados con comida y recursos y hacerlos llegar a través del Atlántico no fue barato, pero cuando acabó la guerra se negaron a pagarles afirmando que la ayuda había sido inapreciable», añade el profesor. Esto provocó que, cuando Rusia volvió a necesitar ayuda décadas después, Estados Unidos obligara al país a pagar una cantidad simbólica para sentir que habían satisfecho las reparaciones de guerra.

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