Pérez-Reverte relata en el Naval las grandes aventuras de la historia de la navegación
El escritor escoge 11 naves reales y de ficción que exponen la eterna lucha del hombre y el mar: de los argonautas al Titanic y el Bismark, desde la nao Victoria hasta el Nautilus
![Pérez-Reverte relata en el Naval las grandes aventuras de la historia de la navegación](https://s2.abcstatics.com/Media/201504/10/42684633--644x362.jpg)
Hombres de hierro sobre barcos de madera , en el origen remoto; y buques de una aleación cada vez más parecida, después. La navegación es uno de los capítulos principales en la historia de la humanidad, porque dominar las olas, las corrientes, las estrellas y los vientos es un empeño casi imposible desde el principio, pero el mar ha traído casi todos los avances.
Ahora, el Museo Naval de Madrid inaugura una exposición que resume de manera brillante y didáctica 3.000 años de navegación -en los que España tiene un protagonismo injustamente desterrado de las aulas y casi olvidado-: «Hombres de la mar, barcos de leyenda» , que así se titula la muestra, cuenta la historia de sólo 11 barcos que todos reconocemos y en los que se abren otras muchas peripecias y aventuras. [ Visita aquí la galería de fotos de la exposición ].
Su comisario es el escritor Arturo Pérez-Reverte (con el apoyo de Carmen López Calderón) y ha logrado un montaje que destaca por el tono visual, didáctico y vibrante, marca de la casa, que ha otorgado a estos relatos. Ayer recordaba que «es un acto de justicia devolver a España el papel que jugó en el mar mucho antes de que a Inglaterra se la asociase con la navegación». Entre las once historias hay sólo cuatro españolas, pero en ellas queda reflejada la exploración del mundo, las grandes batallas y la realidad marítima del imperio . «Huesos de españoles alfombran los fondos de todos los mares, y en las playas de todo el mundo hallaron su tumba nuestros compatriotas». Pero nuestro país «sigue viviendo de espaldas al mar y a su historia», lamenta Pérez-Reverte.
Mensajes en botellas
El escritor invoca la difícil relación del mar y los hombres casi desde el primero que se aferró al tronco de un árbol para flotar. En el pasillo de ingreso a la exposición se oye (sobre nuestras cabezas) un mar inquietante en el que flotan, como mensajes en botellas varadas por las corrientes, las mejores frases que ha dejado esta historia. Como la de Don Juan de Austria en Lepanto: «Demasiado tarde para dar consejos, es hora de luchar». O la del capitán del Bismark: «Hoy mi mujer se quedará viuda, pero no lo sabe» . Resuenan todavía.
Los argonautas
Pero el relato empieza por los héroes de la Edad de Bronce: los argonautas. Su barco era el Argos, un pentecóntero (ancestro de la galera con 50 remos) que los semidivinos Hércules, Cástor y Pólux, etc., capitaneados por Jasón, utilizaron para llegar a Cólquide (Georgia) y recuperar el Vellocino de Oro. El relato mítico se ilustra con un modelo impresionante traído del Museo de Historia Naval de Venecia, única pieza de procedencia extranjera, un casco corintio de la Real Academia de Historia , y cerámicas, entre otras maravillas.
Pasamos del mito al logos de la navegación y nos lanzamos con Magallanes y Elcano a la primera vuelta al globo . «Un viaje que cambió la visión que teníamos del mundo». Unido al de Colón, inaugura la era de las exploraciones, en las que las Coronas española y portuguesa tanto tuvieron que ver. Un modelo impresionante de la nao Victoria, venido de San Sebastián , se une a un compás rescatado del pecio del galeón San Jerónimo o un escandallo de época : utilizado para medir la profundidad de las aguas desconocidas, aún conserva el tapiz musgoso de sus años de servicio, cuando a tientas guiaba a los intrépidos capitanes españoles.
A Lepanto con Cervantes
Después montamos en la galera Marquesa, donde se batió bravamente un joven infante de Marina, Miguel de Cervantes , que resultó herido y manco en la más alta ocasión que vieron los siglos. Junto a su efigie batalladora, están los libros de galeras en los que leemos la descripción de los galeotes, picados de viruelas y hendidos por mil luchas y esfuerzos sobrehumanos. No faltan sus cadenas. Y un casco de cada contendiente, cristiano y turco (indopersa). El almirante director del Naval, José Antonio González Carrión, bromeaba ayer sobre la siempre misteriosa figura del autor del Quijote: «Es nuestro homenaje a Cervantes, del que hay cosas que no se saben, pero lo que sí que se sabe seguro es que estuvo en la galera Marquesa».
Piratas y balleneros
Los barcos que navegaron en los mares de ficción también se rigen por el principio de Arquímedes, desplazan tanto peso histórico como los buques reales . Pérez-Reverte, que es navegante, sabe a la perfección cómo el mar es liminar para los monstruos y los sueños. Entre los primeros, Moby Dick se lleva la palma y el Pequod aparece en la muestra rodeado de barbas y colmillos de cetáceo, corsés de los de «ballena» , vértebras y cuchillos, aparte de un modelo impresionante de un ballenero de época, que bien podría haber capitaneado Ahab. Entre los sueños -de la Razón, que produce sus monstruos- está también el Nautilus del Capitán Nemo y la pulsión por recorrer el fondo del mar, un abismo que aún desconocemos más que la superficie de Marte. Modelos de Peral, de Monturiol, de submarinos alemanes y españoles, figuran en esta zona de la exposición.
Y llegamos a la goleta Hispaniola, el barco pirata de «La isla del tesoro». Su temible abordaje -que ilustra la portada del catálogo, con textos magníficos escritos por la arqueóloga Carlota Pérez-Reverte, hija del autor-, se acompaña del mapa de la isla Tortuga real , no la de ficción y, sin complejos, los tesoros arrancados hace décadas del pecio del San Diego , parte de cuya colección acabó en el Naval. En una rima pertinente, aparece un buque de acción actual, una fragata clase F-100 y el equipamiento EOS de los actuales infantes de Marina, que luchan contra la piratería en el Índico.
Los sables de Trafalgar
Después de recordar el motín de la Bounty, un barco cuyo capitán, para Pérez-Reverte, «fue ejemplar, hizo una gesta naval, con unos pocos fieles y mucha sabiduría y tesón salvó sus vidas», pasamos a otra gran batalla de nuestra historia: Trafalgar.
El 21 de octubre de 1805, cerca de Cabo Trafalgar, Nelson se batió con la Armada combinada, rompiendo su línea pero sin mellar su valor. El San Juan Nepomuceno es el barco elegido para resumir la historia. Se batió, al mando del héroe Cosme Damián Churruca, en proporción de uno contra seis buques ingleses. «La marina ilustrada española fue tiene en Churruca al más admirable de sus exponentes, porque unió sabiduría científica, astronomía y un coraje personal que no podemos olvidar y que incluso los enemigos respetaron». Prueba de ello, la presencia de tres sables, francés, inglés y español, unidos hoy en el recuerdo de aquel día, junto al bicornio de Gravina.
De la Numancia al Bismark
Quedan muchas historias, como la de la fragata Numancia y su épica batalla en el Pacífico, fue duramente castigada frente al puerto de El Callao , y su posterior vuelta al mundo. Inolvidable Méndez Núñez y su frase «España prefiere honra sin barcos a barcos sin honra». También el sacrificio de Cervera en Santiago de Cuba, navegando hacia la aniquilación por el bloqueo estadounidense; la caza del Bismark, el naufragio del Titanic completan el viaje propuesto por el autor de «Hombres buenos» , que encabeza estos días la lista de libros en España. Prueba del interés por la historia que en el Museo Naval, hasta el 15 de julio, relatan modelos, armas, libros, objetos científicos, cuadros, joyas y pertenencias de los héroes y villanos que han habitado el mar de nuestra historia y nuestros sueños .
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