El origen de las onfensas más populares
¿Por qué decimos «estar en Babia»?
Existen varias teorías acerca de este expresión que no deja en muy buen lugar al aludido

Cualquier persona, por atenta que parezca, ha perdido la noción del tiempo alguna vez. La concentración es una cualidad que solo algunos sujetos son capaces de mantener durante un largo período de tiempo. Y aún así, aquel que diga que nunca se ha «quedado empanado» además de no ser cierto, no será alguien de fiar. Perderse en la inmesidad del pensamiento es a menudo tan grato como necesario, ya que aunque parezca mentira, en pocos lugares se está mejor que en la tan recurrente Babia.
Pancracio Celdrán, autor del «Inventario general de insultos», indaga en el enigmático origen de la expresión «estar en Babia». «Algunos quieren que el germen sea italiano, en cuya lengua el término expresivo bobbia tiene que ver con el hecho de comer la sopa boba, situación de marginación y desamparo. No parece que sea así, ya que fue insulto empleado por Gonzalo de Berceo (principios siglo XIII), en su Vida de San Millán, donde pone en boca del diablo las siguientes palabras»:
Aun agora quieres fer otro poblamiento:
bien me ten por babieca si yo te lo consiento...
Aunque babieca es quien habita en la localidad de Babia, Sebastián de Covarrubias señala en su Tesoro de la lengua castellana o española (1611):
... al hombre desvaído, grande, flojo y necio suelen llamar babieca por el sonido, con la alusión a bobo.
Según el Diccionario de la RAE «estar en Babia» significa «estar distraído y como ajeno a aquello de que se trata». La mayoría de los expertos coinciden en que hace referencia a la comarca leonesa de Babia, donde habita el sujeto que anda siempre embobado.
Celdrán puntualiza que el sacerdote filólogo y musicólogo, José María Sbarbi y Osuna, asegura en su curioso Florilegio de refranes que Babia es el país de los tontos, «pero no afirma que se trate de la Babia leonesa». Mientras que el erudito Manuel Milá y Fontanals escribe que los habitantes de Babia «pasaban por ser gentes de cortos alcances, a quienes se atribuyeron costumbres ridículas, como la de secar velas al humo, pescar la luna reflejada en el agua, o segar el trigo con escalera».
En una obra de teatro menor del siglo XVI, de Velázquez de Velasco, titulada La Lena, se lee al respecto de cierto individuo muy tonto:
Este es sin duda de aquellos que cuentan de la tierra de Babia, donde los trigos se siegan con escalera.
El autor vuelve a citar a José Mª Sbarbi que Babia para explicar el posible origen etimológico de la expresión: «Puede ser una derivación de la voz «baba», y sería el país o conjunto de los tontos de baba. Esta visión nos lleva a otras disquisiciones históricas muy lejanas en el tiempo. La alusión a los bobos o tontos a quienes se les cae la baba es frecuente en la literatura medieval».
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