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El Quijote, en verso (III)
Recopilamos los poemas enviados por los ganadores de nuestro concurso en este incansable homenaje a la obra de Cervantes
Actualizado: GuardarRecopilamos los poemas enviados por los ganadores de nuestro concurso en este incansable homenaje a la obra de Cervantes
12345678910Antonio Angelina
Cuatrocientos años tie-
y al lector aún entretie- ,
cabalgando con su lan- ,
su escudero sancho pan-
y su dama del tobo-,
el hidalgo don quijo-
que vivió loco a su modo-
aventuras espanto-
muriendo cuerdo y famo-,
este caballero andan-,
como así muy bien dispu-el gran miguel de cervan-.
( Versos en cabo roto )
Isidro José Clavero
Acróstico de la Mancha en incógnito lugar,
olvidado ex profeso por Cervantes,
nació a la historia un caballero andante
que en desfacer entuertos puso afán.
Una dama de encanto peculiar
influyó en proceder tan delirante.
Junto al lúcido Sancho y Rocinante
obró siempre con loca probidad.
tras de los libros de armas renegar,
en su lecho expiró el hidalgo errante.
José Francisco Sosa
Sancho cogió el yelmo y lo tiró al suelo.
El cautivo capitán meditó con desprecio.
Sancho cogió el yelmo y lo guardó en sus aposentos.
Los gigantes soplaron sus vientos.
Sancho cogió el yelmo y lo escondió en la bodega.
Espiando estaba lope de vega.
Sancho cogió el yelmo y lo subió al cerro.
Dulcinea salió a dar un paseo.
Sancho cogió el yelmo y lo lanzó al techo.
Lanzarote admiraba un lienzo.
Sancho cogió el yelmo y cabalgó atardeciendo.
El caballero enloqueció de enamoramiento.
Sancho cogió el yelmo y quemó el acero.
El cid lo proclamó caballero.
Sancho cogió el yelmo y escribió con pelos de cerdo.
El señor loco resucitó entre los muertos.
Antonio Robles Catalá
Cuatrocientos años hace que viera la piel de toro
el glorioso siglo de oro, cuando escribiera Cervantes
del gran caballero andante sus geniales aventuras,
las duras y las maduras,
Don Quijote de la mancha,
novela que al mundo engancha
a España y a su cultura.
Juan Antonio Silva Sánchez
Mi Dulcinea, vuestra tierna voz me alienta
en mi camino sin fin, vuestras palabras de ánimo
llenan mi cansado espíritu.
Siento vuestras manos sobre mi sudoroso rostro
y me dan calma fría.
Oh dulcinea mía.
De mis andanzas son las vuestras
las que me embargan
por eso os tengo presente
en cada una de mis desventuras
que es dura y seca esta tierra castellana, señora mía
sin poder mirar el mar que esconden sus ojos de vandalia.
Mi Dulcinea, vuestra voz al viento
mueve molinos harineros, gigantes pensé que eran
pero era vos llamándome.
Mares y caminos en vuestros ojos veo,
vuestra voz viento es.
Oh Dulcinea mía.
Miro al sur y os encuentro.
Miro en mi interior y os encuentro
convertida en brisa esta vez.
Brisas de vandalia que me hacen levantar el rostro
y percibir el aroma lejano de tu presencia huidiza.
Oh Dulcinea, os escapáis y volvéis, mi gran amor inalcanzable.
J. Ramón Agra
Profundidad de Alonso Quijano ofrecerse de oro,
en águila, por siempre.
Aferrar con la mano la cola de milano,
la joya de madera, un viento librado de lo turbio.
A quien nos respondió desgarrando su yo como matas de una
selva de granito darle todo, todo, el abrazo y las brasas, las tardes
acercadas a la tierra.
Comprender el sabor del fruto en quien tuvo sed
y no rebajó a res apaleable su deseo.
La severidad de un latido
ambicioso acecha en todos los corazones manteniéndolos muy
cercanos a la soberanía, pero seguirá acariciando la espada un
destino metálico,
una fecha con grito a la que remitir manos
líquidas como ruegos.
El tul de ignorarse mar bajo el crujido del
dolor, la imposibilidad de seguir un modelo de coraje o de
mediumnidad, nada podemos, sólo encanallarnos
para hundir en el cielo una sortija o una bota o una lanza.
Manuel Martínez
Sancho, Sancho Panza en decir que maldecía mi fortuna
por haberme hecho digno,medíme la justicia una
de grande alabanza indigno.
Mejor reposaría en estrado
que no colgado de patíbulo
desnudo de cintura arriba
que teniendo una cuerda por vecino.
Gloria sea en las alturas, mas aquí en tierra denme vino
pues si he de morir al cielo solo el olvido,
y en tierra, dejaré lo bebido.
(De lo que aconteció a Don Quijote a su paso por el marquesado del zenete.)
Por tierras del zenetea caballo montáis,
Don Quijote de la Mancha, hombre sin par
de las tierras de España.
¿A dónde vas tú con larga y fina lanza?
Camino del marquesado
cantando mis aventuras
y alegres andanzas.
¿Qué gigante ves allá?
El castillo de la Calahorra, cuatro torres fortificadas,
vengo a conquistar con mi espada.
Allende el llano
en la tierra he de entrar,en la minas de alqui
femis armas he de forjar.
Tierras andaluzas
bañadas de blanco manto,
Sierra Nevada me ha de esperar,
en su picos y valles
con Sancho y Rocinante
enormes gigantes lucharán.
Y en el picón de jeres pararé a descansar
Tomaré agua fresca
de hermoso manantial, de lanteira, la serrana,
allí me he de saciar.
La hermosura de esta tierra
a dulcinea he de cantar
en bellos versos del marquesado sin par.
Tierras de guadix, para mi amor calmar
después de tanta lid.
Víctor Martín
Que trata de la condición
misma del ser
que con loco acontecer
sufre sin par humillación
de la vida es descripción
de un soñador si entender
de amor lleno por mujer
y de su humana condición
lanza,galgo,rocín y adargason
muletas de viejo
para relatar vida amarga entender
relato es buen consejo,
que para todos valga,vivir con gana y sin complejo.
Juan Rodríguez
En el cuentan que pisaba un loco,
aquellas tierras llanas de Castilla.
Bien dicen de su mente maravillas
,y bien, lo ilustran de cuerdo poco.
Habla el relato que no va solo.
Un buen mozo de humilde letrilla,
altura mediana, rala barbilla,
da compañía y recibe sofoco.
Aventuras buscadas sobre equino,
por el dulce amor del buen hidalgo.
Poca montura por tanto camino.
Y termina Don Alonso cual galgo,
arrastrando penas a su destino.
De loco a cuerdo, se perdió algo.
Pruden Tercero Nieto
Anochecer en la campiña manchega...
La noche prende aleteos en cada olivar, encinar y pinar
que sale impertérrito a su encuentro.
El oboe trenza plegarias entre las moscas adormecidas...
Ojos de lechuzas charlan con rucio, rocín y ánades,
que adormecidas en su regazo,
sestean en la campiña manchega...nuevos versos,
nuevas palabras ,nuevos latidos y nuevos éranse se conjuran
entre acordes de piano y oboe en este retrato...
el piano danza entre volutas del fuego
que crepitan a duras penas a caballero y escuder
o a sotavento del cierzo, al trantán de sus maltrechos músculos
y huesos...el piano trenza aventuras en el corazón
del escudero, de ese Sancho de bien, donde los refranes,
sin él quererlo, son las miguitas de pan, chocarreras y manchegas,
bien manchegas, que le devuelven al rancho y al lecho
de su querida teresa panza...el oboe trenza nuevas alboradas
y esquejes de primavera en el rostro quemado por el sol
y el viento de Don Quijote quien sueña,
desperezándose con alas de sueño y alma en los ojos,
con desnudarse de las letras que le han maniatado,
más que ningún hechizo o malandrín follón,
a la vida literaria a la escombrera de libros
y libros de texto, para continuar, como un día lo quisiera
el bueno de Don Miguel de Cervantes,
libre de autores y sus palabras...