El origen de los insultos más populares
El payaso que nunca consiguió sacar una sonrisa
Esta ofensa alude al gracioso de turno, al patoso que aburre con su obsesión por hacer gracia y constante actitud histriónica
![El payaso que nunca consiguió sacar una sonrisa](https://s3.abcstatics.com/Media/201502/25/jocker-payaso-maligno--644x362.jpg)
Para todos los niños, y unos cuantos adultos, una de las cosas que más ilusión les genera es la visita al circo. Como si de otra dimensión se tratara, los trapecistas realizan acrobacias increíbles, los domadores consiguen salir indemnes de su encuentro con los fieros leones y los equilibristas desafían a la gravedad ante el asombro de los allí presentes. Pero si de hacer reír se trata, nada mejor que los payasos con su rimbombante show lleno de torpes caídas y grandes dosis de humor.
Según el Diccionario de la Real Academia Española, el término payaso define a un «artista de circo que hace de gracioso, con traje, ademanes, dichos y gestos apropiados». Pero también sirve para citar a «una persona de poca seriedad, propensa a hacer reír con sus dichos o hechos». Sin embargo, ambas definiciones son demasiado benevolentes con la carga ofensiva que en determinadas ocasiones desprende el apelativo.
Pancracio Celdrán, autor de «El Gran Libro de los Insultos», publicado por la editorial La Esfera, explica al respecto que también sirve para referirse al hazmerreír. «En sentido figurado se dice de la persona sin juicio, vacía de sustancia; sujeto de poco seso que no mide el alcance de sus chocarrerías y chanzas. Persona poco seria, que no distingue las cosas importantes de las triviales tomándoselo todo a chirigota; patoso que aburre con su obsesión por hacer gracia y constante actitud histriónica; gracioso de turno que con sus salidas de tono cansa e irrita; pelmazo».
El filólogo y etimólogo español Joan Corominas remite en su Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico a la voz paja como origen del término, que él deriva del francés paillase, a su vez del italiano. «Se dijo también payaso de circo. Del italiano: pagliaccio (saco de paja, objeto con el que se compara a estos histriones vestidos de manera estrafalaria para mover a risa)», cuenta Celdrán.
A principios del siglo XIX José Espronceda utiliza el vocablo para expresar que los irresponsables ponen a menudo en riesgo la obra de los hombres con conocimiento:
El saltarín payaso
al grave regidor le salta al paso
Celdrán sentencia que a día de hoy, tildar a alguien de payaso, cuando no se inscribe en un contexto familiar o de amistad, puede ser insulto grave. Además de ofrecer algunos ejemplos con diferente carga ofensiva en función del lugar donde se pronuncie. «En Cuba, sujeto engreído que se conduce de manera petulante haciendo gala de sí mismo, por lo que cae en el ridículo y hace que los demás se rían de él. En el norte de Badajoz, como Valdecaballeros, dicen payaseras al individuo que por su informalidad e inconstancia nadie toma en serio».
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