El origen de los insultos más populares
El sujeto más zascandil del Siglo de Oro español
Durante este período histórico la expresión «ya cantó mañana» fue la réplica al encargo de una tarea que nunca se llegaba a realizar
En el fragor de la batalla por acometer las tareas del hogar, dos compañeros de piso se quedaron haciendo un brindis al sol mientras un tercero cumplía con su cometido. Horas después la calma volvió a reinar, pero las rencillas aún perduraban. Aunque los cantamañanas no se daban por aludidos, el precedente estaba sentado, quedando semanas después la casa hecha un desastre. «Si no puedes con tu enemigo, únete a él», dice el dicho. Y eso provocó que los tres inquilinos firmasen un lema muy peculiar: «Hoy no se limpia, mañana sí».
Pancracio Celdrán, autor de «El Gran Libro de los Insultos», publicado por la editorial La Esfera, explica que el cantamañanas es un «sujeto irresponsable mezcla de don nadie y zascandil que llevado de su inconsciencia se compromete a cosas que es incapaz de realizar».
El acento sobre su etimología remarca la naturaleza caprichosa de determinados vocablos, reflejada en este caso a través de un curioso dialogo que se utilizaba durante una de las época más brillantes de nuestra historia. «En los siglos áureos se usó el adverbio mañana para mostrar disentimiento, desacuerdo o expresar la contrariedad que alguna cosa produce, de modo que cuando a uno se le pedía hacer lo que no quería, respondía: Mañana harélo, a lo que se le replicaba: ya cantó mañana, que es tanto como decir que no lo quiere hacer, ni lo hará», señala el autor.
Pero no es la única posible explicación que desprende la ofensa. Celdrán pone el foco en la expresión cantarlas claras, cuyo significado denota atrevimiento y descaro por parte de quien habla. «Ambos usos están documentados y pudieron entrecruzarse en el semantismo de claras del día (amanecer), y claras con el significado de lisas y llanas. Así, el cantamañanas es individuo no exento de osadía, pero inane o vacío de conocimiento, que canta ya de mañana porque está a verlas venir».
Dentro del peculiar escenario geográfico de los insultos, el vocablo cantamañanas no está exento de particularidades. «En la villa alicantina de Monforte del Cid: persona que no merece crédito, y en la cercana Aspe: 'sabijondo e irresponsable'. En lugares de Toledo: persona de poco seso, y en la villa albaceteña de La Roda y su partido: sujeto irrecuperable para el trabajo. En la villa burgalesa de Tardajos y otras de ese contorno llaman así a quien no merece ningún crédito, tipejo resabiado de quien no es inteligente fiarse».
Noticias relacionadas
- El insulto que acabó con Cleopatra, la reina más bella de Egipto
- El gafe, según Alfonso X El Sabio: cornudo, traidor y hereje
- La filosofía del abrazafarolas: «Que hablen de ti, bien o mal, pero que hablen»
- El odio a los franceses anterior a Napoleón que Quevedo atribuyó a una epidemia de sífilis
- El pedazo de pan duro que dio origen a un insulto