Hallan en Beacon Island los restos del sangriento motín del Batavia

Hallan en Beacon Island los restos del sangriento motín del Batavia wa museum- jeremy green

j.garcía calero

Es uno de los más terroríficos episodios de la historia. La primera nave holandesa que alcanzó Australia, el Batavia, un galeón de la Compañía de las Indias Orientales que naufragó en su primer viaje en los arrecifes del oeste australiano. La mayor parte de sus más de 300 tripulantes alcanzó a nado una isla cercana -«sólo» se ahogaron 40 personas-. Pero no sabían que allí se desataría una guerra sin cuartel por la supervivencia que acabó con la vida de casi todos ellos.

Dos balas junto a los restos del adolescente

El pasado 4 de febrero, los arqueólogos de la Universidad de Australia hallaron una tumba más relacionada con aquel episodio de crímenes sistemáticos que ha inspirado libros y películas . Hasta ahora se habían detectado algunos restos, pero hace unos pocos días se supon que había aparecido un nuevo esqueleto. Es el undécimo que se encuentra en la isla y en este caso pertenecía a un adolescente. Dos proyectiles de mosquete se hallaron junto a los huesos.

El director del departamento de Arqueología del WA Museum, Jeremy Green, dijo la semana pasada que este hallazgo arrojará luz sobre los hechos allí acontecidos. «Era el primer asentamiento europeo en Australia, aunque fuera en una de sus islas, por eso es tan importante». Todo comenzó cuando los enfrentamientos hicieron correr la sangre.

Esqueleto sin cráneo

Lo primero que hallaron fue un diente, el último día de la campaña arqueológica prevista para este año. Al investigar su procedencia, dieron con el esqueleto, a pocos centímetros de donde el diente había quedado en el cedazo mientras filtraban restos de arena y piedras. Lo más curioso es que ese diente no procedía de ese esqueleto, sino de algún otro.

Así que la excavación continuó y antes de ayer, según informó ABC news, se produjo el nuevo hallazgo de otros dos esqueletos más, uno de ellos sin cabeza. Parece ser que el cráneo que faltaba fue encontrado hace nada menos que hace 40 años, durante las primeras prospecciones en la zona.

Al parecer, según Green, hay aves que se detienen en la isla y mientras buscan comida desentierran algunos restos superficiales, lo cual acaba marcando las áreas de interés arqueológico.

En 1999 se halló una fosa común pero no se pudo seguir investigando en la zona en la que los pescadores tenían sus chozas. Ahora se está terminando de explorar toda la zona a la busca de restos de 1629

El equipo de campo está dirigido por el profesor Alistair Paterson de la Universidad Occidental de Australia. En el equipo hay especialistas procedentes de Holanda, no solo australianos.

Paterson declaró que «fue un suceso horrendo, murieron muchas personas, y sabemos que un buen número de cadáveres acabó en el agua, por lo que no podremos encontrar sus restos. Pero otros sí quedaron en tierra»

The Batavia was carrying gold and silver when it sailed from Texel for the Dutch East Indies on October 27, 1628, to obtain spices.

But the vessel went off course and was wrecked in the Abrolhos on June 4, 1629.

A total of 180 people – among them 30 women and children – were ferried off the ship, while about 70 men remained.

According to the WA Museum, the survivors landed on Beacon Island.

Some, including the ship's captain, navigated a longboat to Java to find help after it became clear they could not survive long on what was left of the ship's provisions.

Undermerchant Jeronimus Cornelisz assumed charge of the group, and began picking off survivors, by sending them in search of water on nearby islands, where he thought they would not survive.

His men drowned many others.

He also murdered women and children, the ill and infirm. He kept a number of women alive to subject to repeated rapes.

He was eventually overcome by a force he had sent to one of the islands, as he tried to lure them into a trap.

When the captain returned to the site of the shipwreck, he sentenced the mutineers to having their right hands chopped off, then put them to death on the gallows.

Some of the lesser offenders were returned to Holland, while another two men were left stranded on the mainland as punishment.

Professor Paterson said the chapter in history needed more recognition.

"I still think that we've got some way to go to realise the importance of this and other Dutch sites in Western Australia," he said.

"West Australians know the story really well, particularly in Geraldton and other places, but I think there's a lot more of that story to be picked up elsewhere in the country."

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