cultura
Elliot Murphy: «Necesito en mi vida tanto la música como la literatura»
El cantautor norteamericano publica en España su novela «Justicia poética»
El nombre de Elliott Murphy (1949, Nueva York) se asocia a discos que desprenden el aroma del mejor rock de raíces y a conciertos en los que se deja la piel durante un insólito número de horas. Esto último ha ocurrido este fin de semana, dos noches seguidas, en la sala Clamores de Madrid, en un esplendoroso ritual que se repite cada año a finales de enero. Entre uno y otro directo, con cara de cansado debido a esas palizas encima del escenario, encontró un hueco para hablar con ABC no de su música, sino de su libro «Justicia poética», recién publicado en España por Tropo Editores.
Esta faceta literaria ha cogido por sorpresa a muchos de sus fans, a pesar de que comenzó a escribir antes que a lanzar álbumes: «La primera vez que publiqué algo fue en 1972, y eran las notas para la carátula de un álbum en vivo de Velvet Underground. Siempre he necesitado tanto la escritura como la música en mi vida. Escribía para la revista del colegio y también tocaba en bandas. Colaboraba con “Rolling Stone” y otras revistas de rock, y pude entrevistar a gente como Tom Waits, Keith Richards… Fueron grandes experiencias».
«Justicia poética» se desarrolla en el viejo Oeste americano, cuya iconografía es tan universal que gran parte de la novela se nos aparece con imágenes nítidas. Se trata de un efecto buscado por su autor: «No soy un gran fan de los libros de vaqueros, pero siempre me gustaron las películas de John Ford o Sergio Leone. Quería escribir una obra que reflejara su espíritu, así que todo comenzó como una película en mi cabeza. Además, en 1996 hice un viaje con mi mujer y mi hijo por esa parte de EE.UU., que apenas conocía. Me quedé muy impresionado y esto plantó las primeras semillas del libro». Unas semillas que continúan creciendo: «Estoy trabajando en una continuación».
La influencia de John Ford es evidente, por ejemplo, en la detallada descripción de los personajes secundarios: «Sí, él era famoso por crear historias paralelas a la principal. Incluso con personajes ya no secundarios, sino terciarios. Yo quería hacer esto en la novela, para que no fuera solamente una historia superficial de malos y buenos. Quería que los personajes fueran humanos». Una ambigüedad moral que Murphy justifica por las circunstancias: «Alguien completamente bueno no podía sobrevivir con aquellas condiciones de vida y con esa ausencia de leyes. Incluso Wyatt Earp se tomaba la justicia por su mano sin esperar a juicio».
Otra de las características de la novela es que incorpora personajes reales, como el poeta Walt Whitman, descrito desde una profunda admiración: «Es una influencia en todo tipo de expresión artística americana. Además era todo un personaje. Publicaba sus libros y luego escribía una crítica de ellos con otro nombre, poniéndolos estupendamente. Además, iba puerta por puerta llamando y vendiendo sus libros. Era como una estrella del rock. Pero en cuanto a mi escritura de canciones estoy más influido por Kerouac, Dylan, Leonard Cohen o Lou Reed».
Esta última frase nos lleva a comparar sus dos facetas creativas: «Como músico, estoy acostumbrado a recibir aplausos, en cambio el feedback con los libros es algo más solitario. Sin embargo, te dan más la sensación de conseguir un gran logro. Cuando acabas una novela es como si dieras a luz. De “Justicia Poética” llegué a hacer cuatro o cinco borradores. Cuando al final lo ves publicado es una emoción muy fuerte. Las canciones vienen en ráfagas. Si estás inspirado, puedes terminar un tema en diez minutos, pero una novela requiere mucha disciplina, y hay que lograr que todo tenga sentido y coherencia».
Como viejo rockero, posee una inmejorable atalaya para sacar conclusiones acerca del futuro de la música: «Lo veo a través de mi hijo, que es músico también y tiene 24 años, la misma que yo cuando publiqué mi primer disco (1973). Entonces el rock era joven, pero ahora tiene 60 años, desde Elvis a Kanye West, con todo lo que hay en medio. Para las nuevas generaciones va a ser emocionante, porque creo que todas esas influencias tienen de conducir a algo bueno. Eso sí, hay que dilucidar cómo quiere la gente escuchar música, porque en CD cada vez menos».