patrimonio
Un medallón de la época de San Isidoro necesita comprador para quedarse en Sevilla
Si no es adquirido por alguna entidad privada de la ciudad, en los próximos meses podría salir para algún museo extranjero
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El futuro de un medallón de bronce de la época de San Isidoro hallado en Sevilla hace algo más de un año parece más que incierto. Está fechado entre los siglos VI y VII y es una pieza arqueológica única en su género, sobre todo por lo que simboliza, ya que tiene elementos que remiten a la primitiva Iglesia de Sevilla. Este auténtico tesoro medieval podría acabar en breve en manos de un museo del extranjero si alguna entidad privada hispalense no mueve ficha y lo compra para que se pueda quedar para siempre en su ciudad.
Dicha pieza, que tiene unas dimensiones de 43 milímetros de diámetro y 67 milímetros de altura, posee en su anverso la efigie del Señor en actitud de bendecir con el cáliz y la inscripción IHC (abreviatura del nombre de Jesús en latín), y el monograma del Salvador con el alfa y el omega por el reverso, de indudable carácter bizantino. El medallón está constituido por dos placas con un colgante y una bisagra para abrir y cerrar ambas hojas, en cuyo interior podría haber alguna inscripción.
Se da la coincidencia de que la pequeña articulación superior sobre la que cuelga dicha pieza es idéntica a la de las cruces bizantinas también aparecidas en el entorno de Sevilla hace unos años y que fueron estudiadas y publicadas por Fernando Fernández y Luis Hurtado en la «Revista de Arqueología» (Nº116, diciembre de 1990) bajo el título «Evocaciones históricas de unas cruces bizantinas». Tanto éstas como dicho medallón corresponderían a la época de la colonización bizantina en el occidente mediterráneo.
Debido a la gran trascendencia simbólica y, sobre todo, a su gran valor histórico, la Diócesis de Sevilla ha mostrado su interés para que este medallón visigótico pudiera quedarse en la ciudad, pues es el único símbolo de estas características que se conserva de la primitiva Iglesia hispalense. Sin embargo, para que dicha pieza sea expuesto en las vitrinas del Museo de la Catedral, sería necesario que alguna institución privada pudiera comprarla, evitando con esto que pueda salir para algún museo del extranjero.
Alarmados ante el hecho de que esto último pueda pasar, los arquitectos Rafael Manzano y Guillermo Díaz, así como el experto en arqueología y fotógrafo Luis Hurtado se llevan movilizando desde hace unos meses para evitar que esta joya visigótica tenga el mismo destino que tuvieron las cruces bizantinas y que por desgracia salieron de Sevilla, hallándose ahora en paradero desconocido. Rafael Manzano comenta que «la Diócesis de Sevilla desearía usar unas reproducciones de este medallón para entregar unos premios, por eso sería muy interesante promocionar una edición que fuera una copia del original —en cobre, oro o en oro y plata— y que pudiera venderse, así la entidad privada que comprase el medallón podría amortizar el pago del original, que debería guardarse en el Museo de la Catedral de Sevilla». Asimismo, insiste en que esta pieza «tiene un significado vital para la Diócesis porque es uno de los pocos vestigios que existen de la época isidoriana».
Luis Hurtado indica, por su parte, que «sospechamos que el medallón se haya encontrado muy cerca de Santiponce», pues éste sostiene que tanto las cruces halladas hace 25 años como el medallón deben proceder de una necrópolis visigótica perteneciente a un monasterio, ya que no son piezas vulgares, sino que debieron ser portadas por clérigos de rango. «El medallón no es un relicario según mi hipótesis, porque son dos planchas finas que deben tener en su interior una inscripción. Es una pieza muy fina de la factura bizantina-religiosa que tuvo que pertenecer a un prior», insiste Hurtado, quien concluye que «desde hace ocho meses estamos tratando para que la pieza no se pierda, pero si no nos movemos rápido, creo que ésta se va a ir afuera».