la larga guerra del siglo xx. la guerra fría (XLVIII)

La creación del estado judío, origen de la primera guerra árabe-israelí

Gran Bretaña favoreció el nacionalismo árabe, al tiempo que apoyaba la creación de «un hogar nacional judío» en Palestina. En mayo de 1948, David Ben Gurion proclamaba la creación del Estado de Israel en el Mandato Británico de Palestina. Al día siguiente, tropas de estados árabes invadían sus fronteras

La creación del estado judío, origen de la primera guerra árabe-israelí

Víctor javier garcía molina

Tras haber sido territorio del Imperio Otomano por cerca de 500 años, Palestina se había convertido en Mandato Británico des­pués de la Primera Guerra Mundial. En medio de los avatares de la guerra, el Reino Unido alentó tanto el nacio­nalismo árabe en la lucha contra los turcos como las reivindicaciones sio­nistas sobre la formación de un estado judío en Palestina, que concluyeron en la Declaración Balfour (noviembre de 1917), por la cual se respaldaba el es­tablecimiento «en Palestina de un ho­gar nacional judío…, sin perjuicio de­los derechos civiles o religiosos de las comunidades no judías».

Emigración

Aunque la emigración de familias judías —Aliá— hacia la “«Tie­rra de Israel» ya había comenzado a finales del siglo XIX, la Declaración Balfour y las sucesivas crisis econó­micas alentaron nuevas oleadas, que provocaron una creciente inestabili­dad en toda la región y se tradujeron en frecuentes acciones violentas entre la comunidad árabe y la judía, y entre ambas y las autoridades británicas, en Jerusalén (abril 1920) o Jaffa (mayo 1921).

Esta situación culminaría en la Revuelta Árabe, entre 1936 y 1939, que provocó el nacimiento de grupos para­militares tanto judíos (principalmente el Haganah y su escisión más radical el Irgun) como árabes. Ello llevó a las autoridades del Mandato a restringir el flujo migratorio hebreo y al reparto de la tierra, lo cual produjo a su vez nuevos actos de sabotaje y terrorismo por ambas partes en desacuerdo con unas u otras medidas.

La Segunda Guerra Mundial provo­có una calma tensa, no exenta de in­cidentes violentos, en estas disputas nacionalistas y religiosas. Y tras el fin de la contienda, el flujo de inmigran­tes judíos, supervivientes muchos del Holocausto, no cesa, aunque según las restricciones británicas sea ilegal.

Este clima de violencia creciente y la pre­vista finalización del Mandato británi­co da paso a la intervención de la ONU, que preparó un plan de partición del territorio, aceptado por la Agencia Ju­día pero rechazado por la comunidad árabe. Así, horas antes de que termi­ne el control británico sobre el terri­torio se proclama el Estado de Israel, rápidamente reconocido tanto por la URSS como por EEUU y un gran arco de países miembros de la ONU, pero que, sin embargo, es rechazado por los países árabes, que invaden con sus ejércitos la región.

La Guerra

La primera guerra árabe-israelí se libró en su mayoría en fren­tes «abiertos». Las zonas hebrea y ára­be estaban entremezcladas y fue un conflicto más de golpes de mano y de guerrilla que de grandes movimientos. Los contendientes, tanto las Fuerzas de Defensa Israelí como los ejércitos de Egipto, Siria, Transjordania (Jor­dania) y Líbano, más las milicias de voluntarios árabe-palestinas (Jaysh al-Jihad al-Muqaddas y el más nume­roso Jaysh al-Inqadh al-Arabi), se en­contraban en plena formación.

Pese a la superioridad demográfica árabe, las fuerzas de ambos contendientes estaban bastante igualadas. Pero las tropas israelíes opusieron un mando unificado frente a la ausencia de un plan de acción conjunto por parte de las naciones árabes. Las diversas tre­guas serán utilizadas por ambos con­tendientes para armarse y reestructu­rar sus ejércitos, siendo de nuevo los israelíes más eficaces en la tarea.

A pesar de los fracasos por hacerse con el control de Jerusalén, el ejército israelí logra en octubre un éxito total en su ofensiva sobre Galilea, obligan­do a las fuerzas árabe-palestinas a retirarse hacia el sur del Líbano, más allá del río Litani. En diciembre, los egipcios son expulsados completa­mente de las zonas pobladas de la re­gión del Neguev. Mejor organizados y liderados, y disfrutando del apoyo des­de el aire de su recién creada Fuerza Aérea, los israelíes se imponen a todos sus vecinos árabes, que se ven obliga­dos a firmar consecutivos armisticios con el Estado de Israel, condicionados por las derrotas militares y la presión internacional, que actúa de manera decidida sobre ambos bandos.

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