Madrid, la capital de una España que olvidó su mejor historia
La ciudad omite a algunos de sus mejores hijos en el callejero y otorga importantes avenidas a personajes muy secundarios
La polémica está servida. Cuando uno repasa la historia de España, la mejor historia de nuestro país, y acude al callejero madrileño, da la sensación de que vivimos en la capital de otra historia, no de la nación que supo explorar el mundo, mantuvo un gran imperio y puso en pie la primera red global de comercio en la Tierra. La capital de aquel dominio donde no se ponía el sol ha olvidado a muchos de sus más ilustres hijos. Sí está bien recordar a Blas de Lezo, por fin, con una estatua , y que existan calles de Jorge Juan o Núñez de Balboa, pero resulta incomprensible que el gran Hernán Cortés, conquistador del imperio azteca, no tenga una importante avenida en Madrid sino que le hayamos otorgado una callecita entre Fuencarral y Hortaleza, paralela a Farmacia. Clama al cielo y habla no muy bien de todos nosotros.
En Madrid tiene una calle céntrica Antonio Pérez, el gran traidor, pero Felipe II se conforma con una avenida irrelevante, a pesar de que fue quien trajo la capitalidad. Es un detalle con el que quedaría casi todo dicho...
Pero no. Hay mucho más que recordar: no tiene perdón que Francisco Pizarro -el conquistador de Perú que, según ya se ha demostrado, no era un sanguinario-, no haya merecido jamás una calle en la capital de la España, que vivió, como el resto de Europa, varios siglos inundada del oro y la plata extraídos en sus dominios.
Gálvez, recordado en EE.UU.
Para mayor vergüenza, Juan Sebastián Elcano, el primer marino que completó la vuelta al mundo, está ausente del callejero madrileño: hay que ir a Leganés para encontrarle. Por supuesto, otros grandes exploradores, como Cabeza de Vaca, están ausentes. Y españoles ejemplares como Bernardo de Gálvez -que será reconocido en diciembre con un retrato en el Capitolio por su ayuda en el nacimiento de los Estados Unidos- tampoco son recordados en Madrid (por cierto, ¿acudirá algún miembro del Gobierno al Capitolio?).
Vías de varios kilómetros se han dedicado a pequeños personajes como López de Hoyos (modesto autor de sainetes, maestrillo de Cervantes). Y a Churruca, el héroe de Trafalgar, se le concedió una nimia calle en la que ni siquiera se consigna su nombre de pila, que parece que la calle está dedicada a la marca de pipas. Y aunque Cortés, Pizarro y los conquistadores no tienen monumentos en Madrid, si los tienen Martí, Bolívar, Rizal e Hidalgo, pero tampoco existe un monumento a los últimos de Filipinas.
Tal vez el mayor síntoma de esta desmemoria colectiva, del complejo que España mantiene hacia su mejor historia es el hecho de que en Madrid Trafalgar es una calle de 5 carriles, con túnel incluido bajo la plaza de Olavide, y llamamos Lepanto, por la gran victoria naval que cambió el mundo en 1571, a un callejón de servicio anejo a la Plaza de Oriente por donde las furgonetas descargan bebidas a los cafés de la zona. Si pensamos que Londres tiene en Trafalgar uno de sus hitos y que hicieron salir de la estación de Waterloo el tren hacia Francia, veremos que tenemos mucho que aprender del inglés .
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