la larga guerra del siglo xx. segunda guerra mundial (XLIII)
Retroceso japonés en todos los frentes
Los aliados reconquistaron Birmania y Borneo mientras los chinos recuperaban la iniciativa
Las batallas aeronavales y terrestres en el sudeste de Asia y el Pacífico habían desviado durante años la atención del ejército japonés de China, aunque la mayor parte de los recursos y tropas seguían acantonadas en ese país combatiendo tanto a los comunistas de Mao Tse-Tung como, sobre todo, a las fuerzas nacionalistas de Chiang Kai-Shek, aliadas de británicos y estadounidenses.
El esfuerzo militar japonés en China había languidecido al haberse obtenido los principales objetivos: el control de las ciudades más importantes y las regiones costeras, además del acceso a las materias primas y cultivos y el corte de la ruta de suministros a través de Birmania.
Pero en 1944 y con la guerra ya decantada en favor de los aliados, el Ejército Imperial japonés se vio forzado a intervenir para destruir u ocupar las bases que la USAAFtenía en territorio chino y desde las que las superfortalezas volantes B 29 estaban bombardeando Japón. La operación Ichi-Go se desarrolló de abril a diciembre de 1944 y constituyó sólo un tibio éxito para las fuerzas niponas, aun siendo la mayor victoria desde los fulgurantes y ya lejanos años de la expansión de principio de la guerra.
Retroceso en China
Estos triunfos quedaron diluidos frente a los acontecimientos globales: la conquista de las islas Marianas proporcionó a la USAAF mejores bases para la campaña de bombardeo estratégico, que continuó llevando la devastación a las ciudades niponas, y la estrategia de los aliados en el sudeste asiático gravitaba más sobre la campaña en Birmania como forma de auxilio a los esfuerzos chinos por liberar su patria.
En diciembre de 1944 y enero de 1945, tropas chinas, mejor entrenadas y lideradas, fueron capaces de hacer retroceder a las fuerzas japonesas partiendo desde el norte de Birmania y, para la primavera, tenían la iniciativa en los combates, mientras el ejército japonés se replegaba. Pero el inminente final de la guerra no trajo la paz al suelo chino, que pronto se vería inmerso en un largo y sangriento conflicto civil entre los comunistas de Mao-Tse-Tung y los nacionalistas de Chiang Kai-Shek.
Por otra parte, la situación en Birmania y la frontera con la India había mejorado de manera ostensible para las fuerzas aliadas presentes en dicho sector. El XIV Ejército Británico —con tropas británicas, hindúes, keniatas, nigerianas y de otras partes del África Británica— se había transformado bajo el mando del general Slim.
La fuerza desmoralizada de los años 1942 y 1943 era ahora una aguerrida máquina de combate: moral, entrenamiento y condiciones de vida de la tropa —entre la que el paludismo y la malaria eran casi endémicos— mejoraron de manera progresiva bajo su mando. También el general Slim cambió la estrategia británica, incorporando las «cajas» (boxes) al estilo de las formaciones en erizo de otros teatros de la guerra, pero adaptadas a las especiales características de la lucha en la jungla. Ello, en unión del uso masivo del aprovisionamiento por aire a sus tropas, permitieron contrarrestar las otrora eficaces tácticas japonesas de infiltración, que obligaban a abandonar una posición tras otra.
Expulsión de Birmania
Así fue posible desbaratar el intento japonés de invasión de la India entre marzo y junio de 1944, que se resolvió favorablemente para las tropas británicas en las batallas de Kohima e Imphal. En diciembre de 1944 le seguiría la contraofensiva del XIV Ejército, que derrotó de nuevo a las fuerzas japonesas en Meiktila y Mandalay, después de forzar la hasta entonces infranqueable barrera del río Irrawaddy en febrero de 1945.
Ello llevó la lucha al terreno abierto de la planicie birmana donde la mayor capacidad de maniobra y superioridad aérea aliada obligó a los japoneses a replegarse continuamente. Y, tras los desembarcos y ocupación de Rangún en mayo de 1945, se logró expulsar definitivamente al enemigo de Birmania, poniendo fin a una ocupación de más de tres años.
Otros territorios
Entre mayo y agosto de 1945 aún librarían los aliados una campaña más, la última de la guerra, siendo el objetivo Borneo, donde tropas australianas y pequeños contingentes holandeses, asistidos por la aviación y unidades navales estadounidenses y británicas, combatieron para liberar la isla en una campaña que, como tantas otras del Pacífico, fue criticada por innecesaria.
Pero todavía permanecían en manos del Imperio Japonés extensos territorios: Malasia y su capital Singapur (en manos niponas desde 1942), Sumatra, Java, parte de las Célebes… Todos ellos serían liberados tras la capitulación de Tokio. Sin embargo, la guerra, las tensiones coloniales y las aspiraciones nacionales en estas colonias abrirían pronto otra serie de conflictos, en los que la división del mundo en dos grandes bloques jugaría además un papel esencial.