Crítica de «Espías» (***): Balas de chiste

La película, que empieza con ribetes formales, se deshace de su máscara al primer estornudo, nunca mejor dicho, y de ahí al chiste continuo y barrabasada permanentes solo hay un paso

Crítica de «Espías» (***): Balas de chiste abc

josé manuel cuéllar

Al cosido (y descosidos) de James Bond salen toda clase de sombras, de soles y nubes, unas serias, otras irónicas pero las menos jocosas, a menos que Mr. Bean se cruce por el camino. Ya es difícil la comedia seria de por sí como para meterse en berenjenales tan complejos. Feig lo ha hecho y ha jugado bazas astutas. La primera, Melissa McCarthy, una pedazo de actriz (y no se tome el piropo en su basta versión sino en la vasta de lo buena que es).

La película, que empieza con ribetes formales, se deshace de su máscara formal al primer estornudo, nunca mejor dicho, y de ahí al chiste continuo y barrabasada permanentes solo hay un paso. El caso es que Feig construye una buena comedia, bien agarrada al poderío de McCarthy complementada con el siempre sólido Jude Law. Feig arremete contra el malsano culto al cuerpo de Hollywood con un buen puñado de balas cómicas bien dirigidas.

Pero si por algo se distingue «Espías» es por la baza que Feig tenía en la manga: la presencia de un Jason Statham que hace una desmedida y delirante caricatura de sí mismo, o mejor dicho de los personajes que le han llevado a la cumbre en la meca del cine de acción. Desmedido, grosero, muy políticamente incorrecto y siempre divertido, Statham da un valor añadido a una comedia bien perfilada.

Crítica de «Espías» (***): Balas de chiste

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