Crítica de «Cómo sobrevivir a una despedida» (**): Resacón en Maspalomas

Una versión española y con chicas de Resacón en Las Vegas y similares; parece una película como esas que nos atiza últimamente el antaño inspirado Woody Allen

Crítica de «Cómo sobrevivir a una despedida» (**): Resacón en Maspalomas

Antonio Weinrichter

El título que hemos puesto no es muy ocurrente pero lo pide a gritos la propia película , uno de cuyos personajes de hecho lo menciona (toma posmodernismo, Quentin): esto es una versión española y con chicas de Resacón en Las Vegas y similares. El alcohol nos iguala a todos (recuerden esas escenas dantescas de guiris pasados de todo en Mallorca) pero se agradece que aquí nos coloquen a cuatro hermosas jovencitas que mantienen el nivel de lo escatológico muy por debajo de lo que se podía temer; su contrapunto cómico es un personaje-cuota (con sobrepeso y pluma) pero se revela tan cool como sus compis. ¿Y tiene algo de gracia todo esto? Bueno, parece una película como esas que nos atiza últimamente el antaño inspirado Woody Allen, pagada por la «Film Comisión» del lugar de rodaje, que impone la visita a una serie de hitos -o hits- de alto interés turístico. Saber que en una isla que adoro se contiene este infierno dantesco en cuyo círculo último una sesión de karaoke bailado puede venir amenizada por la aparición de una genuina Spice Girl (allí puesta sin duda por el dios de la música) le hace salir a uno con resaca visual y auditiva de la juerga. El que sobrevive a duras penas es el espectador que no se haya puesto ciego de coscorrones previamente.

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