Crítica de «Felices 140» (***): Idea grande, gente pequeña
Gracia Querejeta pinta con arte un fresco sobre el egoísmo y la mezquindad. El hombre es una rata para el hombre
Gracia Querejeta es como los espectadores modernos: alterna películas y series sin prejuicios. Y suele escoger bien. En los últimos años ha dirigido capítulos de « Cuéntame », « Víctor Ros » y «Sin identidad». En la pantalla grande se prodiga menos. Después de «Siete mesas de billar francés», aflojó un poco el paso con «15 años y un día». Ahora retoma el buen camino con estos «Felices 140», de nuevo con Maribel Verdú como musa y protagonista.
Su tercera película juntas tiene un pequeño problema, sin embargo. Como tantas veces sucede, la sinopsis y el tráiler arruinan la gran sorpresa de una historia que atrapa. No la repetiremos por si algún futuro espectador tiene la suerte de no conocerla. Algo sí se puede contar: la protagonista invita a una casa rural a un escogido grupo de amigos y familiares para celebrar sus espléndidos 40 (en realidad tiene más mérito, porque son 44). Antonio de la Torre, Eduard Fernández, Marian Álvarez, Nora Navas, Alex O’Doguerty, Ginés García Millán y Paula Cancio conforman otro de los puntos fuertes de la cinta.
La letra pequeña de la invitación esconde un componente de misterio que el espectador no avisado tratará de adivinar con placer, como en las mejores historias de intriga. Es cierto que « Felices 140 » dispara más alto. El humor negro y el drama enriquecen la espléndida caligrafía de Gracia Querejeta y Antonio Mercero. A partir de esa gran idea motora, ambos pintan con arte un fresco sobre el egoísmo y la mezquindad. El hombre es una rata para el hombre.
El subgénero de reencuentro de amigos, que tantos títulos brillantes ha dado al cine, lleva a pensar en « Los amigos de Peter » y otros filmes de final amargo, pero Gracia y Antonio encuentran otro camino, la mar de entretenido. «Felices 140» se convierte, de paso, en un fantástico retrato de la crisis, con solo mirarla de reojo. Es más elocuente sobre el estado anímico y económico de los españoles que cualquier historia sobre el paro. Los dos grandes giros de guión impulsan las palabras y los hechos de sus nueve personajes. (Faltaba por citar el joven Marcos Ruiz, que no se arruga ante las bestias). Aparte de algún detalle menor, solo el final, algo soso -sutil, para los partidarios-, impide disfrutar al máximo. Tras los dos volantazos, el cuerpo pedía una entrada en meta más vigorosa. Cierto es que ese último tiro no es del estilo de Gracia.
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