Crítica de «Obsesión» (**): Jennifer López, madre coraje o vecina sexy

No es fácil que esta película de Rob Cohen (como en general otras suyas) colme los gustos de la crítica de lápiz y papel, lo cual no significa que no tenga para otros al menos media docena de puntos a su favor. El primero, sin duda, es la oportunidad de ver a Jennifer Lopez en un personaje poliédrico, de madre coraje, de profesora universitaria de literatura, de vecina sexy, de brutal defensora de su espacio familiar, laboral y femenino… (tiene un par de reacciones con objetos punzantes muy, muy, impropias de su imagen de mujer de promesas felices). Otro sería el meandro de su desarrollo argumental, una historia de madre e hijo, de mujer y ex marido, de madurita eufórica y joven de anuncio de obrero de Coca Cola pero que recita a Homero en griego y es doctor en todas las artes imaginables…, con lo cual, la historia salta de un modo profundamente atípico de tópico en tópico. Y evidentemente es un punto a favor que movilice al espectador desde el drama familiar, a la intriga erótica, al «thriller» angustioso y de acoso, a sus miajitas de terror y a sus pizcas de comedia, ésta última tal vez involuntaria.

Es evidente que Jennifer Lopez no es una gran actriz , pero tiene «algo», y ese «algo» pues se lo brinda dentro de sus posibles generosamente al espectador, y el joven Ryan Guzman, aunque tampoco es un prodigio de sutileza interpretativa, acepta con resignación (y probablemente con algo de placer en ciertas escenas de pescado rebozado) el enorme recorrido personal que le impone un guión más extravagante de lo que se podía prever. Un reproche: le pegaba más un título de dos palabras, algo así como «Obsesión despiadada».