Crítica de «Big Eyes» (***): Pintura realista
La historia de una mujer que es una artista discutible pero una esposa oprimida sin ninguna discusión es la mejor película del amigo Tim desde hace un buen rato
Por utilizar una imagen: la nariz respingona de Amy Adams es una de las mejores cosas del actual cine americano. Tiene algo de mosquita muerta (es una especie de Doris Day posfeminista) y consigue sus mejores tantos dramáticos sin necesidad de ponerse intensa, o sin que lo parezca, pero ya saben lo que decía Hitchcock de las rubias que le gustaban. Así ayudó a hacer de « La gran estafa americana » uno de los títulos de este año, y así consigue que este relativo retorno a la(s) buena(s) forma(s) de Tim Burton nos resulte más convincente.
La historia de una mujer que es una artista discutible pero una esposa oprimida sin ninguna discusión es la mejor película del amigo Tim desde hace un buen rato. Pero lo curioso es lo poco burtoniana que resulta, pese al plano inicial de esa calle residencial que nos sitúa en el mundo cromático de « Eduardo Manostijeras », y pese a que el guión, de los mismos que le entregaron « Ed Wood », narra la historia de un creador incomprendido.
Margaret Keane es, como Eduardo, como Ed, una artista naif que, en pleno apogeo del expresionismo abstracto y del arte conceptual, pinta rostros realistas de niños de ojos tan grandes que espantarían a un dibujante de manga. El debate sobre su valía está servido, sobre todo a partir del momento en que empieza a vender como churros lo que críticos y galeristas consideran… eso, churros, suscitándose algunos de los mejores apuntes de la función.
Este debate no ocupa todo lo que debiera porque esto es una película de Hollywood, no un ensayo de arte. Y lo que se desarrolla entonces es la segunda faceta apuntada arriba: el abuso de Margaret por parte de su marido, que empieza por declararse autor de sus cuadros. Y esto es lo que no parece muy de Burton, entre otras causas por el enorme error de casting de hacer que Waltz encarne a un marido que nunca parece otra cosa que un psicópata.