Crítica de «Nacido en Gaza» (**): Después del apocalipsis
El director escoge una vía indirecta para hacer balance: hacer hablar a un puñado de niñas y muchachos que han sobrevivido
Empezada a rodar durante la invasión israelita de la franja de Gaza este mismo verano, esta película es un documento del infierno. Cuando el polvo no ha acabado de depositarse sobre los escombros, ni los cadáveres de los 500 niños muertos de enfriarse del todo, el director escoge una vía indirecta para hacer balance: hacer hablar a un puñado de niñas y muchachos que han sobrevivido. Lo que cuentan, repetitivo hasta el extremo de parecer dictado pero es que no hay muchas variaciones en esto del apocalipsis, lo que cuentan, digo, refleja una realidad dura e insoslayable.
Se puede exigir una equidistancia: ofrecer el punto de vista de Israel o explicar el contexto histórico; pero eso sería otra película. Aquí solo se presenta el testimonio de los niños, su triste actividad cotidiana de rebuscar entre las basuras, su temprana desesperanza… No es suficiente pero es imposible negar esta evidencia. Luego ya vendrán los militares, políticos, tertulianos, etc. a extraer conclusiones.
