Francisco bautiza a 26 niños en la Capilla Sixtina: «Si un bebé llora, podéis darle de comer en la iglesia»
En la fiesta del bautismo del Señor es tradicional que el Papa bautice a hijos de empleados del Vaticano
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En la fiesta del Bautismo del Señor , y como es tradicional, el Papa presidió el bautizo de varios pequeños en la Capilla Sixtina. Y, como es tradicional también, el silencio reverencial que es necesario mantener en esta incomparable sala, se ha visto roto por lloros y balbuceos. Es una ceremonia larga, los pequeños, padres y padrinos tienen que llegar con mucha anticipación al Vaticano y es lógico que los llantos vayan in crescendo a medida que transcurre la mañana. Por eso, el Santo Padre muy atento a todos estos factores ha querido tranquilizar a los padres. Al estilo de un párroco les ha dado un útil aviso al concluir la homilía: «Cuando un niño llora porque tiene hambre, a las mamás les digo: Si tu hijo tiene hambre, dale de comer aquí, con toda la tranquilidad ». Una sencilla frase pero muy significativa que los padres han recibido con una sonrisa mientras asentían con la cabeza.
El Papa ha sido breve en su homilía, probablemente para no prolongar la ceremonia consciente de las necesidades de los 26 bebés de pocos meses que estaba por bautizar. Recordó que la transmisión de la fe es como «una cadena» porque la fe se transmite de una generación a otra a lo largo del tiempo. Por eso, pidió a los padres que sigan siendo parte de esta cadena y protejan la fe que el día del bautismo han pedido para sus hijos. Pero no solo eso, también que la hagan crecer en ellos y que la pongan en práctica para que sus hijos la reciban como «la mayor herencia que podréis darles».
Después el Santo Padre procedió a bautizar a los 26 bebés , 13 niños y 13 niñas, hijos de los empleados de los diferentes departamentos e instituciones del Vaticano. Uno por uno han ido pasando por la pila bautismal. El Papa ha vertido el agua sobre los pequeños y después, se ha ocupado personalmente de que no se mojaran en exceso retirando el resto con su propia mano en un tierno gesto.
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