ENTREVISTARamón JerezPte. de Fecia
«Tenemos que construir en Alicante la pequeña California con el modelo de Benidorm»
Al presidente de la Federación Provincial de la Construcción (Fecia) le entusiasman las ideas que pueden espolear el futuro económico, vengan de donde venga, sin sectarismos, aunque su posición ideológica esté clara. A tres años de su retirada, sigue dispuesto al debate.
–¿Cómo ha evolucionado la ciudad de Alicante en estos 25 años?
–No ha tenido un cambio como debería. Ha habido una inducción política que no ha contemplado abrir la ciudad a la provincia, sigue encerrada y no ha tenido el desarrollo económico que le corresponde con una provincia altamente industrial. Y tampoco hemos tenido el acierto de una ciudad de servicios para recepcionar un turismo de mayor calidad a pesar de que pocos destinos tienen el mar dentro de la ciudad.
–Tiene una visión muy crítica.
–Es fundamental, porque los yates llegan y están dentro de la ciudad y eso no lo tiene nadie en el mundo. Tal vez, Niza. No ha habido una preocupación estética a la hora de la protección de edificios emblemáticos, sobre todo, en la primera línea de mar, como la Explanada. No hay armonización, por ejemplo, la Casa Alberola es un crimen y un atropello. El Plan Racha se ha desarrollado bastante bien y debíamos haber continuado con San Antón, que está paralizado.
–Aun así, la ciudad ha crecido...
–Sin ninguna armonía, un crecimiento anárquico. Hemos ido creando un urbanismo del extrarradio, con algunos edificios aislados, que parecen guetos. Tuvimos la suerte de hacer un Plan General en 1987 muy aceptable. Se llevaron las VPO a primera línea de playa y los trabajadores y las clases medias pudieron comprar su vivienda allí. Había proyectos preciosos, como el de Calabarda, con una fachada marítima desde San Gabriel, que es una entrada a Alicante preciosa, pero con unas barreras físicas como las vías del tren. La idea está ahí, es de una persona como José María Perea, que estaría dispuesta a llevarlo a efecto. Y el palacio de congresos, tan prometido y necesario.
–Entonces, son proyectos que se pueden reconducir, pero estamos en una época de austeridad
–Hoy tenemos formas de concertar con Europa, por ejemplo, el Corredor Mediterráneo. La idea de Calabarda se podría ligar a eso. Y la rehabilitación como elemento neurálgico del cambio renovará nuestras ciudades. La ley ya obliga a evaluar los edificios de más de 50 años, un estudio patológico. Las energías deben entrar en esas construcciones, la luz, el agua... en instalaciones antiguas, que consumen mucho más y también por seguridad.
–La inversión pública ha bajado en los últimos años para el sector.
–Acapara un porcentaje importante de los trabajadores en la construcción, pero lo que más peso tiene aquí es la vivienda y el turismo. Las infraestructuras son necesarias, para crecer y desarrollar urbanismo, hay que acompasar ese crecimiento con inversiones públicas.
–Y tenemos el fenómeno de la venta de vivienda residencial a los extranjeros, a la cabeza de España.
–Eso me lo conozco bien, en mi empresa tenemos expectativas. Nuestra zona tiene un clima que a muchos europeos les da vida, por ejemplo, a los nórdicos, escandinavos y a los alemanes. También, porque ellos viven como los topos, bajo tierra, en ciudades como Francfurt. Estuve allí y los reuníamos en febrero para enseñar los proyectos de las viviendas, y nos decían que venía aquí gente con enfermedades extrañas que les daban en sus países dos o tres meses de vida y luego se tiraban aquí tres, cuatro o cinco años. ABC publicó hace más de 20 años una noticia en la que yo pedía algo que hay que hacer: debemos construir aquí la pequeña California, como los americanos, que compran los aires para dar servicios. Es el concepto turístico de Benidorm, en altura. Los americanos edifican alturas de 35 o 40 pisos y ahorran costes en servicios. El Corredor Mediterráneo va a traer una proyección y un desarrollo de ocio; y tendremos que prepararnos para ofrecerles servicios. Hay una franja de 25 kilómetros hacia el interior de Alicante, Valencia y Castellón, que es la influencia del mar hacia dentro y es importantísima para todos los europeos que quieren venir: muchos no quieren vivir junto al mar, sino sentirlo que está cerca, a diez minutos en coche.
–¿Cómo tenemos que prepararnos para esas visitas que traerá el Corredor Mediterráneo?
–Con publicidad. La infraestructura de comunicaciones es magnífica y cuando la gente viene y visita, en muchos casos compran para hacerse su chalé en la zona directamente. Pero hay una disparidad de criterios en las tres provincias que va en detrimento del desarrollo económico. Podemos enseñar un Marq, los monumentos de Valencia... ahora, tú vas a los aeropuertos y lo único que ves es publicidad de algunos promotores, individualmente, cuando tenemos vegetación, gastronomía y tantos atractivos.