Malestar durante la última reunión de la legislatura del grupo socialista
La última reunión del grupo parlamentario socialista de la legislatura tuvo lugar ayer antes de la celebración del pleno que bajará el telón del actual mandato. El descontento era palpable entre la mayoría de los integrantes del mismo a consecuencia de la elaboración de la lista autonómica en la que Ximo Puig ha prescindido de muchos de ellos y ha primado a los independientes frente a aquellos que se han batido el cobre durante la legislatura más dura que se recuerda.
Nadie quiso verbalizar en la reunión su malestar, ya que muchos de los actuales diputados esperan que si el PSPV puede llegar al Gobierno autonómico habrá oportunidad para que corran las listas y dar entrada a un puñado más de integrantes por las tres circunscripciones.
Fría despedida
Esa expectativa amortiguó el enfado de muchos de los diputados socialistas que sí lo expresaban sin ambigüedades en los pasillos una vez finalizó la reunión. También fue significativo que ni el portavoz del grupo, Antonio Torres, ni la presidenta, Ana Barceló, agradecieran a sus compañeros el trabajo realizado durante la actual legislatura, a sabiendas de que muchos de ellos ya no volverán.
«Ha sido una falta de tacto», declaró uno de los diputados socialistas a este diario, al entender que el compañerismo y el sentimiento de pertenencia al mismo colectivo debería estar por encima de cualquier otra circunstancia.
Solo se analizaron los temas que se iban a debatir en el pleno de las Cortes y se fijaron las posturas a defender sobre los mismos. Absoluta frialdad.
Y es que la sensación en el PSPV actualmente es la de haber llegado al escenario de posible cambio y alternancia al frente de la Generalitat en el peor momento posible, lo que le va a suponer unas hipotecas muy caras de pagar por sus necesarias alianzas para desplazar al PP de la Generalitat.
Por si fuera poco, la corriente más activa del socialismo valenciano –y más cercana a posiciones como las que defienden Podemos, la parte de Iniciativa dentro de Compromís, o Izquierda Unida–, como es Izquierda Socialista, se halla en una encrucijada.
La corriente institucionalizada por el PSOE no se siente representada por la gestora y emplaza a la dirección federal a solucionar el problema que no se resolvió el pasado mes de noviembre. Algunos de sus integrantes meditan, de hecho, abandonar su filiación en el partido al acabar la legislatura, ya que no comparten el rumbo del partido en los últimos años.