Entrevista J. A. Reig Pla Obispo de Alcalá Henares
«Sin la voz de víctimas de abusos sexuales no habríamos tomado conciencia del drama»
El obispo de Alcalá de Henares, monseñor Juan Antonio Reig Pla (Cocentaina, 1947), se ha convertido en el primer prelado español que ha anunciado la creación de un servicio de atención a las víctimas de abusos sexuales. Apuesta por abordar decididamente esta lacra con una formación más específica en los seminarios y entre las personas que trabajan a diario con menores de edad.
—¿Está la Iglesia en España concienciada sobre este tema?
—Gracias al testimonio de las víctimas y las palabras firmes de los papas, todos estamos creciendo en sensibilidad y buen juicio. Sin la voz valiente de las víctimas –en muchas ocasiones incomprendida– no hubiéramos tomado conciencia de la gravedad de este drama. Por mi parte, acogiendo las indicaciones del Papa Francisco, he decidido crear un Servicio de Asistencia Pastoral a las posibles víctimas de abusos sexuales, sus familias y comunidades, vinculado al Centro de Orientación Familiar Regina Familiae de nuestra diócesis.
—El Papa ha pedido a los obispos que garanticen que las parroquias sean lugares seguros para los menores, ¿qué medidas cree serían necesarias?
—Al mismo tiempo que acogemos y ayudamos a las víctimas, lo que incluye apartar del ministerio sacerdotal con todas las garantías jurídicas a los agresores, lo que debemos hacer es poner los medios legítimos para evitar que estas atrocidades ocurran en la Iglesia.
—¿Cuáles por ejemplo?
—En mi carta pastoral he sugerido sólo algunas medidas preventivas que en mi opinión son esenciales. La diligente selección de los formadores de los seminarios, y de los candidatos al sacerdocio y a la vida religiosa; así como su correcta formación. Sabemos que el abuso sexual es sobre todo un abuso de poder. La selección de las personas debe ser radicalmente exigente tanto en el ámbito psíquico como en el espiritual. Nadie debe ser ordenado si no reúne las mismas condiciones que son necesarias para ser un buen esposo y un buen padre de familia. Es necesario desenmascarar y desarticular, con actitud proactiva, cualquier red de corrupción intraeclesial.
—¿Solo se debe poner el foco en los seminaristas o en todo aquel que trabaje con niños o personas vulnerables?
—También los catequistas, profesores de colegios católicos, de religión, deben ser seleccionados con todo rigor.
—¿Cree que es necesario formar a los niños para que sepan cómo actuar ante un posible abuso?
—Sí, como ya se viene haciendo en otras naciones, las potenciales víctimas, según su edad, deberían aprender conceptos básicos para su propia protección. La página web del Obispado de Alcalá de Henares ha creado un portal específico que podrá resultar útil para todos los interesados.
—¿Cree que en la Iglesia en España hay suficiente formación entre los sacerdotes y los obispos para hacer frente a posibles casos de abusos?
—Todos, obispos y sacerdotes, necesitamos de formación permanente, también en esta materia. Gracias a los recientes Romanos Pontífices ha quedado claro que el gravísimo delito de los abusos sexuales debe tratarse con determinación. Las personas deben «saber que en el sacerdocio y la vida religiosa no hay lugar para quienes dañan a los jóvenes».
—¿Hay alguna asignatura específica en los seminarios sobre estos temas?
—No específicamente, aunque ciertamente a los seminaristas se les forma en la virtud de la castidad, el amor fraterno y respeto a todas las personas.
—La Conferencia Episcopal Española cuenta desde el año 2010 con unos protocolos sobre cómo se debe actuar ante una denuncia de abusos, ¿por qué cree que se han mantenido reservados ante la opinión pública?
—Los protocolos civil y canónico de la Conferencia Episcopal Española a los que usted hace referencia no contienen ninguna novedad, y menos aún que no pueda ser publicada. La legítima legislación civil y canónica que se cita en los protocolos obliga a todos.
—¿Usted sería partidario de que la Conferencia Episcopal contase con una Comisión sobre Menores, tal como tiene el Vaticano?
—Desde luego, sería un buen instrumento para apoyar a las víctimas y ayudar a los obispos como pastores en esta materia. Toda ayuda será bienvenida por las partes implicadas en un tema tan doloroso y difícil.