El Valencia pulsa el tercer puesto

Parejo y Paco Alcácer resuelven los goles de los de Mestalla ante un Deportivo que llegó a tutear a los de Nuno

El Valencia pulsa el tercer puesto AFP

RAÚL COSÍN

A Paco Alcácer le sucedió lo mejor que le podía ocurrir. Salir de una lesión de rodilla, que se alargó más de lo previsto. Saltar al césped, al suyo, al de Mestalla. Y hacer eso para lo que ha nacido, que es marcar goles. Sustituyó a un Negredo gris en juego, que acabó tocado durante el partido ante el Deportivo, y marcó en el primer balón que tocó. Subidón para el internacional, apartado del verde demasiado tiempo. Su diana, que siguió a la de Parejo, quien sigue siendo el máximo anotador valencianista con nueve picotazos, cerró la victoria para los de Mestalla, donde se miraba de reojo a las Fallas, pero que celebró tres puntos que entraron en el zurrón y que le dan a los de Nuno Espirito Santo para mantenerle el pulso al Atlético, abrazando además la tercera plaza.

Por aquello de la imposición de las defensas –en unas ocasiones por diligencia de los hombres de retaguardia, en otras por espesura o ineficacia de los jugadores de corte ofensivo– se definió el primer acto. No hubo oportunidades de peso y sí placidez relativa para Diego Alves y Fabricio. Lo que pareció un Valencia que arrancó a por todas, gobernando el balón con criterio a través del tridente Enzo Pérez-Parejo-André Gomes, insistiendo en entrar por el centro y, sobre todo, por los costados con Rodrigo y Barragán, por la derecha, y Piatti y Gayá, por la izquierda, escrutando la referencia de Negredo entre los centrales del Deportivo –atentos, sólidos, sobrios en todo momento–, se evaporó progresivamente y los de gallegos acabaron presionando arriba a los de Nuno y flirteando por el área local.

Lo dicho, cerraron bien las defensas. Si se abrían heridas, las suturaban. Especialmente estuvo docto en ello Otamendi, siempre atento el central argentino. Mandó por lo general el Valencia en la zona ancha. Pero los deportivistas, taponaron casi a la perfección las alas con Juanfran y Luisinho, y sacaron fuera del partido a Negredo. Éste y Rodrigo –bien en competitividad, pero sin clarividencia–, estuvieron especialmente grises en el primer acto, que se fue al descanso con tufo a igualdad.

La vuelta de Paco

Tomó nota el Dépor. Regresó creyendo que podía a diferencia de la versión defensiva con la que arrancó el partido. Quiso tutear a los valencianistas. El asunto es que eso le dejaba más espacios en ataque a los de Mestalla. Camino de la hora de partido, Fabricio sacó con el cuerpo el balón a chut mordido de Negredo. Pasaba entonces el equipo de Nuno por una fase imprecisa en su juego ante Dépor, que defendía bien. En una contra, sin embargo, Piatti fue derribado por Juanfran dentro del área. Penalti claro, que materializó Parejo –el máximo goleador del Valencia ya con nueve dianas–, engañando a Fabricio con un chut ajustado a la derecha.

No se amedrentaron los de Víctor Fernández. El rugido de los puestos de descenso no lo tienen lejos. Debían buscar el empate. La cuestión fue que entraba en juego el factor del contragolpe valencianista. Con ventaja en el marcador y además con más espacios. Movió Nuno el banquillo. Feghouli sustituyó a un inoperante Rodrigo. Paco Alcácer, que regresaba tras su lesión, ocupaba el puesto de Negredo, tocado durante el encuentro. Fueron definitivos esos cambios de fichas. Se asociaron, tras una recuperación, Piatti, Feghouli y Alcácer, y el delantero valenciano, dentro del área pequeña, remachó para encarrilar ya la victoria.

El Valencia se adueñó ya del encuentro. Procuró incluso ampliar la victoria. Los puntos, los tres, los metía en el zurrón para cazar, de nuevo, la tercera plaza.

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