EL FARO
Algo más que un concepto
«Hablamos de la educación y enseñanza de nuestros hijos o la libertad de los padres a elegir centro, algo con lo que sus señorías, no deberían hacer política»
ACEPTO que un partido político, al margen de su ideología o ideal, tome decisiones o mande mensajes con marcado carácter electoral cuando llegan estas fechas, dos meses y poco para depositar voto en la urna. Es un reflejo natural de su ser y existencia, y asombrarse a estas horas de la realidad es perder el tiempo. No obstante, sigue habiendo una línea, coherente al margen del color, que delimita la intención electoral con la demagogia, una marca que no se puede sobrepasar.
Esta misma semana el Consell ha publicado la prórroga de los conciertos educativos que se amplía hasta 2019. De siempre el gobierno autonómico creyó y potenció la educación concertada, de manera acertada o no, trazó un camino, marcó una política y la ha defendido en todos los frentes, a dos meses de las elecciones o hace tres años. La oposición, siempre crítica con este modelo, ha suavizado en las últimas semanas su mensaje público respecto de la educación concertada, efecto 24M supongo.
Y es que algo tendrá este sistema educativo cuando por dejar algunas cifras, más de 200.000 alumnos cursan sus estudios en este tipo de centros, las listas de espera y peticiones de matrícula sobrepasan habitualmente las plazas disponibles, y un ranking recientemente publicado sitúa a 28 colegios concertados entre los 30 mejores de toda la Comunidad en las pruebas realizadas para medir competencias matemáticas y de comunicación por la Consellería de Educación. Por si queda alguna duda del modelo, quédense con el dato económicio. Un alumno de la educación concertada le cuesta a la adminitración aproximadamente 3.000 euros por curso. El mismo alumno, en un colegio público supone un gasto de casi 6.000 euros.
La diferencia de planteamiento, es al final, una cuestión de concepto. La educación concertada, es subsidiaria para formaciones como EU o Compromís, a pesar de las cifras del párrafo anterior. Para los populares sin embargo, es complementaria de la enseñanza pública. Un concepto, que por escrito admite debate, pero que trasladado a la práctica adquiere mucha más trascendencia. Hablamos de la educación y enseñanza de nuestros hijos o la libertad de los padres a elegir centro, algo con lo que sus señorías, no deberían hacer política.