cuerpo de refuerzo

Vigilancia al galope

El Escuadrón de Caballería de la Guardia Civil se desplaza a explotaciones agrícolas y ganaderas para prevenir los robos

Vigilancia al galope

SOFÍA VALLS

Alginet, 11:15 de la mañana. El Escuadrón de Caballería de la Guardia Civil está patrullando un área de campos de naranjos cuando se cruza en su camino una furgoneta que resulta sospechosa por la zona en la que se encuentra, la franja horaria y el tipo de vehículo que es. Le dan el alto.

De su interior descienden hasta once personas de origen rumano. Los agentes proceden al registro del vehículo y la identificación de los sospechosos. Ninguno tiene antecedentes penales. Explican que están en la zona buscando trabajo. Ha sido una falsa alarma, aunque se les impone una multa de tráfico por rebasar en cinco personas el límite de pasajeros permitido para viajar en el vehículo.

Este es el trabajo que cada día realiza el Escuadrón de Caballería de la Guardía Civil. Se trata de un cuerpo de refuerzo que se desplaza a las zonas de explotaciones agrícolas y ganaderas de la Comunidad para ayudar a las unidades territoriales a prevenir los robos que se producen en los campos.

Desde que comenzaron a trabajar, hace cerca de dos años, se ha conseguido un descenso del 7% en los robos, un dato que los ciudadanos perciben como muy positivo. Y es que, según cuentan los propios guardias, la labor de la gente de la calle es esencial para el trabajo del Escuadrón. Los agricultores de la zona son los que mejor pueden identificar cualquier conducta que les resulte sospechosa.

Todos los agentes se encuentran geolocalizados, por lo que cuando se recibe una llamada de aviso, en cuestión de pocos minutos la patrulla más cercana se desplaza al lugar. El valor añadido de esta Unidad, frente al resto de grupos de la Guardia Civil, reside en que el caballo les permite moverse por caminos por los que, de otro modo, sólo podrían acceder a pie. Pero sobre todo lo que les distingue es el «factor sorpresa». El ruido del motor de coches y motos se convierte, en muchas ocasiones, como un sonido de alerta que facilita la huida de los delincuentes.

Desde que estas patrullas se han especializado y trabajan en zonas agrarias parece que los cacos han variado sus hábitos. Ya no trabajan por la noche, como cabría esperar, sino que ahora prefieren hacerlo a plena luz del día para así pasar desapercibidos como simples trabajadores. Pero si hay un momento del día en el que se sienten especialmente cómodos es durante el mediodía, cuando aprovechan el cambio de guardia y la menor presencia de agricultores los campos.

A nivel nacional, el Escuadrón de Caballería de la Guardia Civil cuenta con 140 componentes, de los que un 10% son mujeres. Los miembros de esta Unidad realizan un curso de especialización propio tras el que pasan a formar parte del grupo, con un periodo de adaptación. Una vez terminado este, y ya integrados en la Unidad, siguen desarrollando continuos periodos de formación encaminados a las funciones propias del Escuadrón. Porque no solo se dedican a la protección de las explotaciones agrícolas, sino que también se ocupan de la seguridad ciudadana en ferias y romerías, o realizan labores de prevención de incendios y control de eventos deportivos, entre otros.

La dedicación de estos agentes es total. Existe un binomio jinete-caballo. Cada miembro del Escuadrón tiene asignado su propio equino y son ellos mismos lo que se ocupan de los cuidados diarios del animal y de su adiestramiento. El trabajo requiere mucho esfuerzo físico –cuando están en Madrid, en la sede de Valdemoro, entrenan todos los días con el caballo–. Es un trabajo constante.

Vigilancia al galope

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación